La falta de medicamentos e insumos para los pacientes del Hospital Pediátrico “Dr. Agustín Zubillaga”, de esta ciudad, constituye motivo de profunda preocupación para sus padres y demás familiares, quienes tienen todos los días que recorrer farmacias en busca, la mayoría de las veces infructuosas, de todo lo que requieren los menores para su tratamiento.
Son horas de angustia las que viven estas personas, quienes se muestran pensativas al no poder ver la forma en que pueda ser solucionada esta crisis humanitaria, que se está prolongando en extremo mientras los enfermos se mantienen recluidos más allá del tiempo previsto para su recuperación.
Los casos son demasiados mortificantes como lo expresa Carlos Gutiérrez, agricultor del estado Barinas, en donde no pudieron ofrecerle respuesta a su hijo, de once años, el menor de sus cinco vástagos, cursante de quinto grado, a quien le han diagnosticado leucemia.
Hace tres meses que tuvo esa noticia y por espacio de quince días estuvo en la capital de su estado, prácticamente en estado de vigilia en el hospital de esa ciudad acompañando a su hijo.
Pero, en vista de que los médicos le recomendaron que se trasladara a Barquisimeto, donde podrían darle el tratamiento, decidió venirse hasta acá con su esposa y el menor.
Ya tenemos dos meses y medio con el hijo hospitalizado, refirió, apenas con un hilo de voz, ya que lleva tres meses sometido a la presión que ejerce su preocupación ante el estado de salud del menor.
Gutiérrez también tiene la compañía de otros familiares que igualmente se muestran muy angustiados porque es difícil conseguir los fármacos que se requieren.
Francis Colmenares, habitante del barrio José Félix Ribas, del oeste de Barquisimeto, se mantiene en las afueras del hospital, como los familiares de otros pacientes, esperando buenas noticias sobre la recuperación de su nieto de apenas un mes de nacido, a quien le apreciaron una infección pulmonar.
Aquí hay que comprar las inyectadoras, las medicinas y todo lo que le piden a los familiares de los pacientes porque el hospital carece de insumos, dice. Todos los días tenemos que ir de farmacia en farmacia buscando lo necesario, pero generalmente no se consigue nada. Esto nos causa mucha preocupación porque no hallamos qué hacer ante una situación tan desesperante como ésta por la cual estamos atravesando, ya que si bien es difícil obtener el dinero para comprar lo que se nos pide, mucho más es poder conseguirlo.
Confiesa que ante una situación como la que pasa no puede tener tranquilidad. Igual le pasa a la madre de su nieto.
“Sólo Dios sabe lo que padecemos…” Y tras esa frase se queda pensativa.