Desde comienzos del presente año, luego de los resultados obtenidos en el proceso electoral del 6 de diciembre 2015, hemos observado con preocupación el marcado deterioro institucional de los poderes públicos, unidos a la horrenda crisis económica, que nos ha llevado a un nivel de escasez y desabastecimiento de alimentos y medicinas nunca antes visto, así como a la tasa de inflación más alta del mundo, entre otras.
Esta lamentable situación ha derivado en un constante enfrentamiento entre los sectores del oficialismo y la oposición, representados en la MUD, sin que se observe en el firmamento ningún asomo de solución o entendimiento; todo lo contrario, cada vez son más notorias las discrepancias y menos probables las soluciones.
Después de muchos esfuerzos realizados, la MUD optó por el referendo revocatorio como la salida pacífica y democrática del régimen actual, convirtiéndose esta vía en un sueño ilusorio, dada la postura asumida por el oficialismo, en descarada complicidad con el TSJ y el CNE, que han echado mano de cualquier cantidad de artimañas para entorpecer los procedimientos y reglamentos establecidos.
Toda esta situación obligó a la oposición a recurrir a organismos internacionales en la búsqueda de apoyo para restituir la institucionalidad democrática, hoy en día seriamente resquebrajada, sin que hasta la fecha se conozca algún pronunciamiento al respecto, o el alto gobierno haya dado alguna muestra de rectificación.
De tal manera que todo parece indicar no existen condiciones claras para el tan anhelado “diálogo”. Este es un gobierno autoritario y militarista, por lo tanto no dialoga ni habla, “ordena”; no camina, “marcha”; y su norte es impedir a todo evento la realización del referendo revocatorio este año, a sabiendas de no contar con el suficiente respaldo del electorado.
Por otra parte, la población venezolana comienza a dar muestras de agotamiento y se siente acorralada por el hambre, la miseria, la inseguridad; de allí que comienza a aparecer la violencia en las colas, los saqueos, las muertes por desnutrición, el paro de los hospitales por falta de medicamentos e insumos médicos y la falta de alimentos en las escuelas, incrementando la deserción escolar.
Sin embargo, la oposición insiste en una agotada retórica que cada día les demuestra cuan lejos están de la realidad, todavía confiando en unas instituciones públicas subordinadas y arrodilladas ante los designios del alto gobierno, recibiendo agresiones verbales y físicas, mostrándose reacios a admitir la verdad verdadera de los hechos, mientras el oficialismo gana tiempo para lograr los objetivos que se ha trazado.
Ahora bien, cada vez crece más la cantidad de venezolanos que ya no creen en el agotado diálogo, así como tampoco creen en la realización del referendo revocatorio este año, sin descuidar el destino final que pudieran tener las elecciones de gobernadores, por lo que se les están cerrando los caminos que creyeron factibles transitar, mientras seguimos inmersos en enormes calamidades y penurias, sin que se avizore una luz al final del túnel, ahora menos con esta serie de racionamientos eléctricos.
En conclusión, creemos ha llegado el momento de las grandes decisiones de parte de aquellos a quienes la población, mayoritariamente, les confió su destino el 6 de diciembre. Recuerden lo que decía el Libertador: “Vacilar es perder”. A veces cuesta tomar iniciativas duras, comprometedoras, pero que luego los logros alcanzados avalan los resultados y la gallardía de quienes así lo decidieron. Valor y pa´lante.