La ambición siempre estuvo presente como arma, pero la reaparición como un fantasma de las imperfecciones defensivas de otras jornadas llevaron a la Vinotinto, en noche funesta, a caer 4-1 frente a Argentina para apear su botín de ilusiones, enriquecido en los últimos días no solo por los resultados sino las actitudes mostradas en cancha.
Un comienzo timorato, de mucha pausa en las filas criollas le brindó a Argentina espacios, especialmente por el carril izquierdo con desplazamientos letales y balonces cruzados que hicieron mella a los ocho minutos cuando Gonzalo Higuaín, sin trascendencia en la Copa, enganchó un pase de Messi y la clavó en el arco de Hernández.
Era como una premonición de lo que se avecinaba, especialmente por la cuenta final de los goles, más no por los minutos de cierre en la primera fracción, cuando una arremetida criolla intentaba acercarse en el marcador después que Higuaín capitalizó otro yerro al momento de la salida en la fracción 27.
Después de ajustar líneas en el planteamiento, Venezuela tomó posesión de la esférica, logró la tenencia como lo predijo Tomás Rincón en declaraciones previas y allí hubo un bombardeo sobre el arco argentino, con lucimiento de Romero ante dos disparos de Salomón Rondón que marcaron, por momentos, el descuento.
Ese excelente facturar de disparos y buenas acciones tuvo como premio cuando a Josef Martínez, Romero, desesperado le comete penalti sancionado con justicia por el árbitro mexicano Roberto García. Era el posible descuento, la oportunidad de seguir enchufado en el partido, hasta que Luis Manuel Seijas, ejecutante de la sanción, quiso picar la esférica y su acción concluyó mansamente en las manos de Romero, que sin moverse en el centro de los tres palos, lo había descubierto en sus pretensiones.
El careo, después de la reanudación por el descanso obligado bajó en ritmo. Venezuela quería y lograba por momentos, mantener el dominio con el que cerró la primera parte, pero otra imperfección defensiva, igual a la cometida por Arquímedes Figuera en el segundo gol permitió el 3-0, marcado por Messi, quien igualó como goleador histórico en Argentina a Gabriel Batistuta con 74 dianas.
La Vinotinto luchaba por no descomponerse y por ráfagas se acercaba hasta la zona enemiga. En la fracción 69, Alejandro Guerra cortó una salida por la derecha y desde allí lanzó el bombazo para que Salomón Rondón, con pellizco de la sien derecha, la llevó al segundo palo de Romero, quien infructuosamente intentó evitar la caída de su valla.
Un poco má adelante, otro falla, ahora de Dani Hernández, permitió el cuarto gol de los argentinos, quienes ahora se encontrarán el martes frente a Estados Unidos en semifinales, mientras Venezuela debe regresar, presuroso a pasar la página y afianzar las virtudes y destellos que mostrara en la Copa América Centenario hasta lugares insospechados.