Un nuevo grupo de empleados dependientes del Estado dejó el miedo para alzar su voz en contra de las precarias condiciones laborales en las que se encuentran por dejadez gubernamental.
En un ambiente de conflicto, tenso y bajo la mirada amenazante de una de sus coordinadores, trabajadores del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) en Barquisimeto protestaron en las instalaciones de la sede principal para exigir al presidente del ente a nivel nacional, Wuikelman Ángel Paredes, la homologación del contrato colectivo firmado en octubre del 2015, al mismo tiempo que denunciaron que el retardo premeditado del mismo afecta a más de 14.000 trabajadores de todo el país.
“Cuando se trata de una homologación colectiva lo más que se tarda son dos meses y ya nosotros llevamos ocho porque sabemos hacen todo lo posible por retardarlo”, explicó el secretario general del Sindicato Nacional de los Trabajadores del Inces (Sintrainces) en el estado Lara, Gabriel Silva, en representación de los 400 empleados en la entidad.
No contentos con ello, la directiva del estado Lara, encabezada por Julio García, viola 21 términos del contrato vigente. Por ello, la medida de manifestación en las oficinas del la región y el país para la mañana de ayer, consistió en el empapelamiento de las paredes con las exigencias que hacen los obreros.
“La situación está a punto de estallar, ya no encontramos qué hacer. Las infraestructuras están deterioradas, no tenemos iluminación, las oficinas de la Zona Industrial no tienen agua potable y los servicios de comedor están paralizados en Crespo, Jiménez, Torres e Iribarren”.
Esto ha sido consecuencia, considera, de la mala planificación y la deficiente administración de los recursos por parte de la gerencia a nivel nacional y regional, en la que predominan la negligencia, la corrupción y el nepotismo.
Reprochan que los cursos de capacitación de herrería, tornería, electricidad, entre otros, no están siendo impartidos debidamente por la falta de insumos requeridos para la seguridad mínima.
Gerencia amedrenta
Comentó que en vez de dialogar para tratar de generar soluciones a la problemática, la gerencia presiona y amenaza con suspensión del sueldo, amonestaciones y entre otras represalias a quienes asistan a las asambleas de Sintrainces, las cuales harán cada semana.
Al mismo tiempo, lamentó que la oficina de los encargados regionales siempre esté cerrada y agregó que piensan agotar los mecanismos legales existentes para hacer cumplir sus derechos.