Para el padre Arturo Peraza Celis, provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, las medidas represivas tomadas por el Gobierno contra manifestantes que exigen alimentos y medicinas, muchos de los cuales se han excedido y cometidos delitos de saqueos, no constituyen la mejor y más acertada respuesta para enfrentar una situación anárquica que se ha venido haciendo incontrolable.
Con repuestas anárquicas no se puede resolver una situación de anarquía, sentenció el sacerdote, quien también es abogado de la República y conoce de la pobreza extrema porque su labor evangelizadora ha estado centrada precisamente en barriadas muy deprimidas económicamente.
No puede el Gobierno negar ante el mundo que hay hambre, angustia y zozobra en la población venezolana, porque las imágenes de todo lo que está ocurriendo en el país han dado la vuelta al mundo, comentó al ser entrevistado telefónicamente para EL IMPULSO.
Tampoco puede seguir mostrándose reacio a recibir la ayuda internacional, porque el problema de la escasez de alimentos, la tortura que significa para las personas permanecer doce o más horas haciendo colas para ver si consiguen algunos artículos de consumo alimenticio y el aumento ilimitado de los precios de la cesta alimentaria, están causando no sólo malestar entre las familias, sino una situación terrible para su salud física y mental.
El padre Peraza Celis considera que la creación de los Comités Locales de Alimentos y Producción, conocidos como CLAP, no están resolviendo el problema, sino que lo está agravando porque se ha politizado el asunto, ya que existen declaraciones de los propios funcionarios en el sentido de que las bolsas de comida son para quienes apoyan el proceso político y, por supuesto, no para quienes son considerados opositores.
La comida no puede ser politizada porque es un bien para todos y, por lo tanto, el Gobierno debe recibir la ayuda que se le ha ofrecido.
– ¿Qué podría hacer la Iglesia?
– La Iglesia considera que la mejor forma de resolver este asunto es que los alimentos, si son recibidos del exterior, sean entregados a instituciones no políticas para que contribuyan a su distribución.
Indicó que la Iglesia está en capacidad de asumir responsabilidades de ese tipo porque no discrimina a ninguna persona, cuenta con una buena estructura para hacerlo y, además, conoce a plenitud las zonas de mayor necesidad.
Sobre las dificultades por las cuales están atravesando las personas de todas las edades que atiende la Iglesia, explicó que los más afectados son los ancianos que son atendidos por las religiosas.
Pero igualmente sufren los niños que asisten a las escuelas que están a cargo de religiosos, porque ya no se les pueden suministrar los almuerzos porque no se consiguen los alimentos.
Es preocupante lo que está sucediendo porque el clamor de los necesitados cada vez es más angustiante, declaró el padre Peraza Celis.