El denominado “Plan de la Patria”, primerísima guía ideológica y del accionar de la denominada Revolución Socialista del Siglo XXI, cuyo mentor fue el expresidente Hugo Chávez Frías, es una exhaustiva compilación del manejo económico y político del gobierno en estos largos 17 años, al respecto:
Este segundo plan socialista de la nación, en su contenido estima que desde su aplicación el crecimiento anual del PIB sería entre 3 y 4%, con una inflación máxima de 20%. Según palabras del exministro Rafael Rámirez la inflación promedio en la era Chávez fue de 25%, con el Presidente Maduro va promediando más de 100%, con un decrecimiento del producto interno bruto de -5%, todo esto advierte que el “Plan de la Patria” tiene serios problemas de diseño y aplicabilidad.
En primer lugar, observamos cómo en su objetivo nacional 1.1 enarbola al denominado Poder Popular, pero politizado a niveles alarmantes, casi de extinción. No por ello es casual que a través de esa participación ciudadana condicionada los demás objetivos derivados otorgan especial énfasis a procesos electorales y la vinculación intima de estas estructuras sociales con una “nueva” institucionalidad amalgamada así: Poder Popular-Militares-Poderes Públicos, cuya transversalidad es la partidización.
Segundo, es una oda al rentismo petrolero, en su objetivo nacional 1.2 privilegia fehacientemente la actividad petrolera por encima de cualquier otra actividad o potencialidad productiva, de hecho, prioriza al “Fondo Chino” como eje de desarrollo, como sabemos, con canje de petróleo venezolano a cambio de tecnologías (sin transferencia) e infinidad productos hechos en esta nación oriental. El intelecto, capacidad y disposición del venezolano no sólo queda rezagada a un segundo plano, sino que además también los condiciona, limita y regula, obligando a los venezolanos asumir formas de producción predeterminadas sí se desea el apoyo del sector público.
El objetivo nacional 1.3 formula un manejo soberano al ingreso nacional, definiendo un conglomerado de mecanismos de recaudación fiscal, el meollo es que ante la pérdida de más del 50% de parque industrial la última década y media (por razones derivadas de políticas económicas y planificación erradas), esa recaudación fiscal hoy día debe recaer en los bolsillos del pueblo, pues la iniciativa privada se encuentra en condiciones de quebranto ante innaturales controles, inseguridad personal, jurídica y elevadísima conflictividad político-social.
El objetivo nacional 1.4 es grave, aborda la seguridad alimentaria. Solamente las 4 millones de hectáreas expropiadas en condiciones de abandono e improductividad develan el fracaso del modelo de país propuesto (o impuesto), sin mencionar la sustitución del sector productivo criollo por importaciones de productos que benefician a empresarios, trabajadores y economías de otras naciones.
He aquí parte de los por qué los “motores” ni ninguna acción del gobierno tendrá éxito, porque se basa en una visión de país equivocada.
@leandrotango