La situación de desabastecimiento y escasez en Venezuela a más de uno deprime. Padres de familia agobiados sin tener que darle a su hijo para ir a la escuela. Profesores que ven como sus alumnos dejan de estudiar para ponerse a trabajar porque lo que hace la mamá o el papá no es suficiente.
Tal es el caso del Liceo Bolivariano Antonio Álamo, ubicado en Rio Claro, Parroquia Juares del Municipio Iribarren, en el estado Lara. La deserción escolar ha sobre pasado las estadísticas de otros años por motivos que nunca antes se habían visto en la institución: hambre.
Profesores y personal administrativo visiblemente afectados por la situación explican que a diario ven niños con la boca blanca, con la mirada ida, porque no han desayunado, incluso no cenaron el día anterior.
La profesora Xiomara Lucena explica cómo ha visto alumnos esperar frente al comedor de la institución a ver qué queda de sobra para llevar a la casa, “esta puede servir para mi mamá, porque no tenemos qué comer”.
La situación crítica con la escasez de comida ha hecho que el índice académico de los estudiantes del Liceo Antonio Álamo, haya descendido considerablemente. “Un muchacho con hambre no piensa, no tiene retentiva. Un muchacho con hambre sufre y se desconcentra por estar pensando ¿Qué comeré mañana?”, dice Jenny Gallardo, jefa de evaluación de la institución.
Los profesores cuentan que llaman a los representantes para preguntar qué sucede en casa, que está pasando en el hogar, para que los muchachos estén sufriendo, en la mayoría de los casos, de desnutrición. “Los padres nos dicen con ojos llorosos que no tienen que darle. Nos han denunciado casos como que el bachaquero del pueblo, que en este caso son los mismos bodegueros, venden las cosas a precios muy altos y no pueden pagar”, nos dice Carlos Rodríguez, auxiliar de biblioteca de la institución.
“Los que están sufriendo los problemas económicos del país son los niños y jóvenes de todo el país. No es solamente aquí en Rio Claro. Hacemos un censo de muchachos , y hay al menos 100 alumnos que no tienen nada en el estomago”, dice Carlos
En el Antonio Álamo funciona un comedor que provee almuerzos a 1000 alumnos. Encargados del mismo indican que lo único que hay para dar es caraotas con pasta. “Así sea caraotas con pasta, todos vienen y comen. El comedor tiene muchos años funcionando, en otros años uno tenía que buscar a los muchachos para que vinieran a comer, la mayoría no hacía uso del comedor, decían que ellos comían en su casa. Ahorita no, ahora todos vienen y comen aquí, porque en la casa no hay”, dice la profesora Jenny Gallardo.
Visiblemente afectados por la situación los profesores indican que los alumnos así no tengan clases, van al liceo a buscar su almuerzo. “Nosotros nos preguntamos ¿cómo hacen esos muchachos cuando los fines de semana no hay clases? ¿Cómo van a hacer ahorita cuando vengas las vacaciones?”.
Niños de 15 años pesando 30 kg
Jóvenes estudiantes de Enfermería de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado se encuentran haciendo pasantías en el Ambulatorio de Rio Claro. Mientras realizaban una actividad de pesaje y talle de los alumnos del Liceo Antonio Álamo. Las jóvenes tímidas y de mirada incrédula comentaban que durante el desarrollo del operativo vieron a adolescentes de 15 años pesando 30 kg.
“No sabemos cuál es la situación de estos niños pero obviamente la mala alimentación es el común denominador para este estado de desnutrición”, comentaba la estudiante de enfermería.
Al salir del Liceo Bolivariano Antonio Álamo, un niño de al menos 12 años, vistiendo su franela azul de bachillerato, esperaba a una de las profesoras, para que le diera la nota de la materia de Historia de Venezuela. “El es uno de los casos de los que te comentábamos. Jesús, dile a él como haces para comer”. Visiblemente apenado el jovencito dice: “tengo que pedir en la calle. En mi casa no hay”.