«Ahora protegemos más al cliente, incluso de sí mismo». Consejero Delegado de Julius Bar
Tras un siglo de existencia como uno de los tradicionales bancos familiares de Suiza, en los últimos 10 años se ha lanzado a un gran proyecto de expansión internacional. Con una cartera de más de 270.000 millones de euros en activos, el banco ha estado en el ojo del huracán de las críticas a las malas prácticas de la banca privada. El pasado semestre creó una provisión de 350 millones de dólares para un potencial acuerdo que evite una acusación del Departamento estadounidense de Justicia por auxiliar a clientes a evadir impuestos.
Su consejero delegado, Boris Collardi (Ginebra, 1974), concedió una entrevista en la recién estrenada sede del banco en Madrid. De allí tomamos algunos extractos muy interesantes, de la misma.
Pregunta. Recientemente, el Departamento de Justicia ha indicado que quiere menos multas y más condenas a ejecutivos por malas prácticas. ¿En qué les afecta y cómo va a afectar el sector?
Respuesta. Nuestro caso juzga actividades que datan desde hace más de una década. Abandonamos esa línea de negocios en 2009, pero aún colea. Por lo demás, de los excesos y abusos en el sector financieros que había en 2008 hemos pasado al otro extremo. Ahora se actúa de forma muy burocrática, con el objetivo de proteger al cliente, pero no solo del banco sino de sí mismo. Muchos clientes se declaran absolutamente seguros de que quieren hacer algo y, luego, si sale mal, dicen que no se habían dado cuenta o que no sabían. Vamos a ver una banca mucho más responsable, en la que los gestores están interesados en una supervisión fuerte, no solo a nivel local sino también global. Nos conviene porque habrá una selección natural de los bancos que habrá en el mercado, y eso nos permitirá aumentar cuota de mercado y ofrecer mejores precios a los clientes. Y con eso veremos cómo estas acciones judiciales contra los bancos van a perder fuerza.
P. Vivimos en un mundo donde los inversores parecen apostar más por la seguridad que por la rentabilidad. ¿Cómo funciona un banco pequeño en este mundo?.
R. En los últimos años, nos hemos dado cuenta de que grande no significa necesariamente bueno. Ser pequeño, especialmente en el sector de servicios financieros, implica ser más manejable y tener una mejor visión de donde están los riesgos. Luego, lo mejor para la tranquilidad del cliente es que sepa que el banco está bien capitalizado, que tenga un colchón por si hay problemas. Creo que la seguridad es algo concreto y se puede actuar al respecto. Por un lado sólo tenemos un negocio: gestión de capitales de una forma muy especial y sofisticada, sin distraernos haciendo otras veinte cosas distintas. Por otro, somos una de las entidades mejor capitalizadas del mercado.
P. Hay mucho dinero fluyendo de los mercados emergentes. Preocupa sobre todo, la situación de China.
R. Personalmente, no entiendo por qué tanto shock con que China y Brasil hayan dejado de crecer. Lo que no es normal es que una economía crezca a esos ritmos durante tanto tiempo. China ya es una economía grande, y los chinos ya no están dispuestos a pasarse 12 horas en una fábrica por 10 dólares al día. Quieren derechos sociales y vacaciones como nosotros.
Definitivamente, viviremos muchos años con una creciente tensión social y política. Los mejores inversores a largo plazo serán los que irán contracorriente.
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