El cambio político luce inevitable. El gobierno juega sus fichas para postergarlo lo máximo posible, pero el chavismo perdió su encanto, ya no tiene capacidad de enamorar políticamente a los venezolanos, como otrora. Su permanencia en el poder está estrictamente ligada a su capacidad de control sobre la sociedad y sobre los recursos públicos. El deseo de cambio que se respira a lo largo y ancho de Venezuela, asociado al hartazgo principalmente, tiene que encontrar un cauce democrático y electoral.
Hoy el chavismo tiene el poder gracias a tres factores y ninguno tiene que ver con la simpatía que despierta en la población: 1) el control de las instituciones estatales, y en particular del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); 2) el control sobre el aparato policial y militar lo que le permite manejar la represión a discreción; y 3) el control sobre la economía (por muy maltrecha que este), en buena medida gracias a que controla la llave de los ingresos nacionales que siguen llegando por vía de exportaciones petroleras.
No será nada fácil llegar al referendo, pero en este momento es el Consejo Nacional Electoral (CNE) que tenemos. Cabe siempre la posibilidad de que la mayoría parlamentaria de la MUD designe a nuevos rectores, para sustituir a los que tienen vencido o por vencerse sus períodos, pero ya sabemos que cualquier acción de la Asamblea Nacional terminará siendo impugnada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Dejar acéfalo al CNE o en medio de una disputa legal por el nombramiento de nuevos rectores se me antoja no estratégico en este momento.
Para que el referendo se haga realidad, en este segundo semestre del año, y termine siendo una salida verdadera y democrática, requiere que sea asumido por todo el país. En primer lugar por todos los partidos que integran la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ya que hasta ahora se ve principalmente como una acción de Primero Justicia y en particular de Henrique Capriles. Necesitamos un claro y unísono llamado al revocatorio. Mensajes de Leopoldo López, como lo viene haciendo, pero también de María Corina Machado y de Henry Ramos Allup. Toda la energía política debe estar allí. En cualquier escenario de fisuras y divisiones en el seno opositor, el triunfador será el gobierno de Maduro porque ganará tiempo.
Es la hora de un frente nacional a favor del revocatorio. Frente en que los médicos de hospitales públicos confluyan para decir que la salud sólo mejorará cuando haya un cambio político, en que los maestros y educadores hagan otro tanto, y así diferentes sectores.
Llegamos a un punto sin retorno. Cada día que Maduro permanece en el poder se profundiza y acentúa la destrucción nacional. Pensar que Maduro sobreviva en la presidencia este año 2016 y prosiga como jefe de Estado en 2017 nos llevará a una verdadera hecatombe, como sociedad. Debe aumentarse sustancialmente la presión, en la calle y en cada espacio público.
La MUD, por otro lado, debe relanzar una ofensiva internacional -posiblemente con Ramón Guillermo Aveledo a la cabeza- para explicarle a países claves la importancia de que el referendo se celebre en este 2016.
Ya hay terreno adelantado en esa dirección como lo evidencia la contundente votación del Parlamento Europeo (501 votos a favor, 94 en contra y 73 abstenciones) a favor de la liberación de presos políticos y la realización del referendo antes de que concluya este año. En ese mismo tono habla el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. En el seno del organismo hemisférico habrá, nuevamente, una sesión dedicada a la crisis venezolana este 23 de junio. Esta presión internacional será importante.
La presión será clave para llevar al chavismo a una negociación, a una mesa de diálogo. Yo personalmente creo que sólo habrá referendo si hay un acuerdo político. Acuerdo político en el cual la MUD tiene sin duda la mayoría popular, pero sin obviar que el gobierno tiene el control institucional y económico.
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