Entre sabores y devoción, adornados con los colores y formas de sus artistas plásticos y artesanos, la parroquia Agua Viva cobra fuerza turística en Palavecino y se perfila como una posible potencia de la entidad larense.
Motivado a sus fortalezas, del 17 al 19 de junio, la comunidad celebrará sus II Ferias Ecoturísticas y Artesanales 2016, las cuales se organizan con el apoyo y compañía de la Corporación de Turismo de Lara (Cortulara) y el Consejo Autónomo de la Cultura en Lara (Concultura).
Pero la belleza de esta tierra, a los pies del Terepaima, no solo se apreciará durante los tres días ferias en la Hacienda Agua Viva. Antes y después, sus paseos, caminos y hogares exhiben día tras día el colorido de este gentilicio.
De colores, sabores y anécdotas
A pocos minutos de Barquisimeto, se encuentra esta parroquia, conocida por su artesanía y dulces típicos. Transitar por el Bulevar de las Dulceras, su puerta de entrada, y no verse tentado a comer una de las preparaciones allí exhibidas es casi imposible. Las de “la señora Marilú” son altamente recomendadas.
Este paseo apenas tiene año y medio de inauguración, pero el cronista de Agua Viva, José Luis Sotillo relata que también guarda sus historias.
Como la leyenda del “caigo o no caigo”, un ruido fantasmagórico que amenazaba en horas nocturnas a los pobladores del lugar, antes llamado El Tamboral.
Entre leyendas y dulces criollo, el camino lleva hacia Hoja de Agua, emblemático taller de artesanía que se encuentra de fiestas tras tres décadas del Taller por la tarde.
Las hermanas uruguayas de corazón venezolano Karla, Mariana, y Karina Sellanes, celebran con sus obras este encuentro.
A las pinturas, tallas en maderas, trabajos en papel maches y figuras de arcilla de la zona, se suman las obras de la lugareña Stonia Martínez, autora de una de las piezas que embellece el Distribuidor Bellas Artes de Palavecino.
Su trabajo es orgullo de la parroquia. Entre la madera, el reciclaje y la geometría en movimiento, la artista logra representar la energía y el colorido de quien ve la vida con buenos ojos.
Religiosidad y misticismo
El Seminario San Agustín también es una estructura emblemática de Agua Viva.
Su construcción inició en el año 2000 y fue inaugurado por Monseñor Tulio Manuel Chirivella.
Se caracteriza por ser un espacio tranquilo con un hermoso jardín de pinos altos y contemplativa vista hacia Barquisimeto.
Cuenta con 35 habitaciones y actualmente funciona como una casa de retiro, un espacio para actividades de orden espiritual y cultural. Vale acotar que todos los domingo celebran la Palabra a las 11:00 de la mañana.
Pero la religiosidad de Agua Viva es anterior al seminario y testimonio de eso es el Monumento a la Cruz, que data de 1928.
Fue en este lugar donde nacieron Los Tamunangueros de Agua Viva, patrimonio cultural de Palavecino y Patrimonio Cultural Nacional del país.
La vista del lugar, destaca por sí sola. No solo se observa la vegetación del Parque Nacional Terepaima, también se aprecia desde su frente el Monumento Manto a María, en un simbolismo que hace pensar que tanto la Madre como el Hijo se observan en la distancia; iconismo religioso que realza el fervor de esta parroquia.
Otro espacio de religiosidad en Agua Viva es la capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro del caserío el Peñusco, ubicada en la antigua hacienda Santa Rita, muy cerca de la avenida Nectario Maria. Se trata de un humilde recinto, con valiosos elementos artísticos, reliquias religiosas que relatan parte de la historia de Palavecino. En su altar, también destaca la imagen de Santa Rita, Jesús Nazareno y San Antonio.
Espacios que cuentan historias
La oferta turística de Agua Viva también se encuentra en pleno desarrollo. Cuenta con altísimo potencial y espacios que hablan por sí solos, uno de ellos es la hacienda San Rafael del Palenque, que data de finales del siglo XIX.
Aún se encuentra firme una vieja estructura que al verla evoca historias. Detrás de esta casa, aguardan terrenos en los que años atrás sembraban pasto y otros rubros, un ejemplo de lo que podría ser el desarrollo agroturístico de la zona.
La laguna del lugar fue fuente de agua de lugareños de Las Cuibas, Los Aposentos, Pelota de Barro y otros caseríos, allí reside también parte de su importancia.
Vale acotar que la hacienda perteneció a la familia Silva Uzcátegui, también propietarios de la famosa Quinta Rosada o Quinta de Agua Viva, que data de 1916, una infraestructura que actualmente se encuentra en restauración.
Destaca por su estilo arquitectónico de arte morisco.