El aborto no solamente destruye la vida del niño no nacido, sino que también deja un sendero de dolor y destrucción, vidas y espíritus quebrantados, familias y relaciones perjudicadas.
El Proyecto Esperanza se funda como una pastoral de acompañamiento post aborto, que está dirigido a todo aquel que sufre de los síntomas psicológicos originados por el Síndrome Postaborto (SPA), luego de involucrarse libre y conscientemente en un aborto provocado.
En esa manera el síndrome no solamente afecta a la mujer que aborta, si no a cualquiera que estuvo implicado. “Se ve afligido tanto el padre que llevó a la hija a hacerse el aborto, la pareja que rechazó aquel embarazo, los médicos abortistas, hasta la madre que lo efectuó”, declaró Juan Ramón Figueroa, coordinador de Proyecto Esperanza.
El trabajo de acompañamiento está orientado en base a un programa de nueve etapas; el primer paso es educar sobre el SPA, puesto que existen personas que lo poseen, pero desconocen que lo están padeciendo.
La también coordinadora Eneida Figueroa, esposa de Juan Figueroa indicó que estos síntomas se pueden presentar en cualquier persona que haya sufrido un aborto tanto espontáneo como provocado, no obstante se presenta con mayor intensidad en el aborto incitado.
“Es importante que la persona reconozca que tiene un problema y de esa manera pueda recurrir por ayuda. Puede durar años con esos síntomas sin saber que lo que está sufriendo es un problema psicológico; hemos atendido mujeres que tenían más de 15 años de haber abortado y no reconocían lo que padecían, sufriendo durante largos años pesadillas y tristeza al ver un niño”.
Los síntomas más frecuentes son: depresión, sentimiento de culpa, tristeza, sensación de vacío, pesimismo, irritabilidad, llanto excesivo y sin razón aparente, pesadillas, disminución del deseo sexual, pérdida de motivación y concentración, incapacidad de comunicación, desequilibrio emocional, tendencia al consumo de alcohol y drogas y alteraciones de la personalidad en forma crónica.
Una vez que el afectado ha reconocido que sufre de SPA es de suma importancia observar los conectores personales del aborto. “Los conectores son todos aquellos eventos o situaciones que llevan a la mujer a revivir la experiencia vivida del aborto, incluyendo etapas anteriores o posteriores al evento en sí”, añadió Eneida Figueroa.
Los conectores desencadenan reacciones emocionales intensas (por lo general subconscientes), que llevan a la mujer de un estado pasivo a un estado de agresividad o tristeza de un momento a otro. Estas emociones pueden ser rabia, resentimiento, dolor, depresión o tristeza.
“Estos pueden surgir de eventos o situaciones que le recuerden al momento del aborto, estos son los que le producen todos esos síntomas psicológicos. Cada uno debe reconocer cuáles son sus conectores y trabajar con las herramientas que les facilitamos”.
¿Cómo funciona el Proyecto Esperanza?
La persona requiera la ayuda debe llamar al número central el cual es 0251-7190050, una vez que el caso ha sido evaluado es remitido a un laico capacitado en Proyecto Esperanza que hará el contacto.
Los coordinadores informaron que el acompañamiento dura alrededor de cuatro meses, siendo totalmente individual y confidencial. Enfatizando el valor de la vida con una mirada de misericordia a aquella persona que ha pasado por el aborto, con un gran respeto a su dolor personal.
“Al reconocer que Dios nos puede perdonar y que nosotros también debemos perdonar, logramos restaurar la confianza y el amor a Dios y empezamos a recomponer las relaciones afectadas por el aborto, como la familia y el entorno cercano. Al fin y al cabo, el perdonar ayuda a liberarnos”.
Eneida Figueroa puntualizó que desean darles a estas mujeres no solo la oportunidad de sanar su dolor, sino que puedan ser de mucha ayuda para evitar que el flagelo se siga extendiendo.
“Nosotros no trabajamos con un tratamiento psicológico, sino con un acompañamiento pastoral para que consigan liberar el dolor, la pena y el luto que llevan por dentro. Queremos que aprendan a valorar la vida, ya que es una parte importante del tratamiento”.
Dentro de las mismas parroquias del estado han colocado afiches informativos en los confesionarios diseñados por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en provecho del año jubilar y de la misericordia.
Actualmente, Proyecto Esperanza se encuentra capacitando nuevos acompañantes, empezando por los integrantes del Centro de Atención a la Familia (CAF), preparando a los matrimonios en la logística y oración; los coordinadores hicieron hincapié en el que el proceso de capacitación está avalado por la Conferencia Episcopal de Venezuela.
“Una buena manera de celebrar el año jubilar de la misericordia es ayudando a encontrar la paz a las personas que sufren las terribles consecuencias del aborto. Muchas veces reconocen la gravedad de la falta cometida e imploran perdón a Dios, pero ellas no se sienten dignas de él, y siguen atrapadas por no aceptar esa gracia. Como ministerio los acompañamos en ese proceso de sanación”.
Perdonarse a sí misma
Es el punto más difícil en todo este proceso de sanación. Es frecuente que la mujer se eche encima toda la culpa, inclusive la de los otros. Entre negar la culpa que se tiene y echarse toda la culpa hay un término medio que no siempre es fácil de lograr. Pero hay que hacerlo.
Quisiera conocer un método para lograrlo. Pero no lo conozco. Sólo sé que es la oración la que abre el camino, o un testimonio de fe lo que nos ayuda a saltar la valla y perdonarnos a nosotros mismos.
A veces es sólo cuando la mujer llega a convencerse de que Dios sí nos ha perdonado y el apoyo de otras personas cuando comienza a verse a sí misma desde otro ángulo, como hija de Dios a quien el Señor ama y comprende, cuando mejoran su autoimagen y su autoestima.
Fragmento de sanación para la mujer que ha abortado por parte de Catholic.net