Además de que los planes anunciados por el Gobierno para el Valle del Turbio, como las siembras de girasol, tomates, pimentón, fracasaron estrepitosamente, ahora la situación se agrava con una extracción indiscriminada de granzón con fines nada claros.
Lo declaró el alcalde de Palavecino, José Barreas, al ser consultado sobre las miles de toneladas de material granular que diariamente son extraídas del río Turbio, a simple vista de todos.
Para Barreras, no se ha confirmado que ese material esté destinado a la Misión Vivienda, por lo que se sospecha se trata de un gran negocio llevado a cabo por personas inescrupulosas que lo venden a otros.
“No sólo están generando un daño ecológico al pulmón vegetal que representa el Valle del Turbio sino también un daño patrimonial a quienes tradicionalmente se han dedicado a la venta de grazón, que están quebrados por una competencia desleal.
Enfatizó que se trata de una zona fundamental para los municipios Iribarren, Palavecino y Peña, del vecino Yaracuy, por lo que se debe hacer algo para protegerla.
“Hacemos un llamado a los organismos que tienen competencia en la materia, como el relacionado con el ambiente, el INTI y la Guardia Nacional, para que tomen cartas en el asunto”, agregó.
Considera injusto que una tierra donde antes había extensas siembras de caña, que servían para preservar nuestros acuíferos, hoy están siendo depredados ante la vista pasiva de esos organismos, e incluso de aquellos ecologistas que antes prestaron sus voces para defender el Turbio, y ahora, posiblemente por razones políticas, están callados, convirtiéndose en cómplices de ese desastre.