Muchas gracias al amigo escritor Juan Páez Ávila por el obsequio con dedicatoria del último libro de su autoría: “Palabra de mujer”, razón del presente artículo.
No descuida Páez Ávila la actuación de la mujer en sus luchas por la vida. La novela de cada escritor es suya y es única; investiga, va a la historia, devora, pule, limpia y da esplendor sin dejar de acudir al romanticismo. Cada escritor lleva en el alma de su pluma algo de libertador, de rebelde, de sublime y elevado, deja su huella permanente en la cultura, forma parte del acervo de la Literatura Universal.
García Márquez, Alejo Carpentier, Augusto Roa Bastos, Jorge Zalamea, Miguel Ángel Asturias, Juan Páez Ávila etc. emplean en sus escritos simbologías adaptadas a los requerimientos del horizonte social, narran en sus libros las injusticias, los desórdenes, la vulgaridad e ignorancia y la estulticia de los oficiantes hampones del poder, su incapacidad para producir riquezas propias, la constante venta y entrega de la nación al extranjero, el desprecio a la inteligencia o la subversión de la razón. Sus obras son denuncias que han llenado las páginas de la narrativa política y social latinoamericana.
Uno de los matices en la obra “Palabra de mujer” es la pulcritud de su mensaje, el dominio de las disciplinas, la prudencia y el equilibrio que rinde beneficio en el campo de la creación artística que decora la obra. Saca a colación la realidad de un país petrolero, dirigido por la incapacidad de una dictadura, el entorno lleno de miseria, de negación a los méritos ganados por el esfuerzo y el estudio, de la degradación humana, inseguridad, abusos, hambre, muerte y violencia indetenible. Por otro lado cunde la buena voluntad de seres luchadores por la vida como Manovuelta. Cuántas Isas encierra Juan Páez en sus novelas sobre todo en la última, que es la historia de una mujer que busca cumplir con su deber de servir a una causa que piensa es la que debe seguir hasta el final, dejando a un lado la posibilidad de una vida grata y feliz. Mujeres que entregan sus vidas a la lucha estéril de la guerra, la guerrilla o la revolución, quienes por sus convicciones o confusiones de no encontrar un camino a la verdad, deciden abrazarse a un fusil antes que al amor. Se atan sin darse cuenta que se encadenan al más singular de los padecimientos latinoamericanos que ponen la fe en esa aberración llamada caudillismo y dictadura.
Juan Páez Ávila tiene la capacidad de adentrarse firmemente en las creaciones de su imaginación y en los aconteceres de la historia de los pueblos. Es hombre que ha dedicado su vida a enseñar juventudes y llevar a sus obras los mejores afanes de su vida activa. En “Palabra de mujer” refleja y define su autonomía; pasado y presente conviven estrechamente en su novela; el autor está dentro de ella no como personaje sino como quien construye la historia e invita a que nos asomemos a la historia actual de la que se deriva su obra.
Desapareció Isa con su delirio, con su grito de “Patria o muerte” testimonio equivocado del mundo en que vivimos…
Me atrevo a asegurar que en su último libro, invita a la mujer, como si le dijera Páez: “Depende de ti mujer, encontrar tu camino, elegir tu destino, romper las cadenas que te oprimen, defender tu espacio y ser tú, sin cortapisas ni frenos para serlo. Vaya siempre por delante tu “Palabra de mujer”, así quedes convertida después de tus luchas, sacrificios y entregas en ingrato olvido o en cenizas consumidas por el fuego de la historia. ¡Libérate! ¡Sé feliz! ¡Sé tú!
