Marcos Antonio Villegas, de 59 años de edad, tenía 24 años vendiendo café en las afueras del Hospital Central Antonio María Pineda. Todos los conocían, en especial los transportistas, porque se ubicaba en toda la parada de la avenida Vargas con Las Palmas, por la farmacia.
A las 4:30 de la mañana salía de su casa en Chirgua 3, al este de la ciudad. Ya a las 5 estaba instalado en su puesto para recibir a todos.
La mañana de ayer comenzó con su jornada, recibió a la señora Osmaire Bermúdez, quien vende empanadas en frente del puesto de Villegas llegó junto a su esposo y se tomaron un cafecito. En ese momento apareció la señora Hilda Silva (46), quien también tiene un puesto de empanadas, tomó un café y se quedó conversando con Villegas; eran las 5:15 de la madrugada.
“Yo veo que viene un Ruta 4 cargado de pasajeros, pero a toda velocidad, y cuando escucho el golpe, veo que arrastró como dos metros a los señores. Mataste al cafecero, le grité al conductor”, comenta Bermúdez, quien termina contando que el transportista gritó y se bajó de inmediato.
Villegas quedó debajo de la buseta, pedía que lo ayudarán y auxiliarán, mientras Silva se salió y se fue caminando sola hasta la emergencia del Hospital Central, ella presentó fractura de cadera y piernas.
La gente desesperada corrió hacia la emergencia a buscar una ambulancia, no hubo quien prestara la ayuda. Fueron hasta los Bomberos, en la avenida Carabobo y desde allí vinieron a hacer el traslado. Quince minutos se perdieron.
Villegas entró con vida y al poco tiempo falleció.
José Villegas comenta que su padre los crió a punta de café, era un señor que ya a las 10:30 de la mañana estaba en su casa y no salía. Era padre de cinco muchachos, uno de ellos de 14 años de edad.
Acostumbraba a salir con seis termos, pero hace un mes fue víctima de robo por lo que redujo a uno grande y tres pequeños.
Lamentan la forma en que perdió la vida su progenitor.