El carácter longevo de Héctor Alvarado y su esposa Olga, pilares principales, hace temer por la desaparición de la Escuela Central de Ciclismo, lo que llevó al dirigente deportivo, profesor Omar Arráiz a asumir las consecuencias de la convocatoria a los medios de comunicación social de la entidad, pero el alerta es que debido a la situación se corre el peligro, cierto, que la organización con data del 25 de julio de 1976 próxima a cumplir 40 años cese en sus funciones.
Explicó el dirigente deportivo en su disertación, hecha la semblanza de una entidad educativa con producto a escala mundial como el caso de Ángel Pulgar, que él ya introdujo en diversos organismos, Fundela, Ministerio del Deporte y Federación Venezolana de Ciclismo, entre otros, un análisis sobre la actual situación, tanto de la Escuela –peligro de cierre- como del velódromo Héctor Alvarado, en franco deterioro.
También entregó a los representantes de los diferentes medios de comunicación escritos de Lara el análisis de la situación con diez (10) “nudos críticos”, como los identificó, con sus respectivas soluciones.
En la actualidad, la Escuela Central de Ciclismo es llevada de la mano persistente del Maestro Alvarado y de doña Olga, su esposa, pero la “realidad objetiva”, como la definió el profesor Arráiz, es que ambos rebasan los noventa años de edad, además de estar enfermos y con muchas dificultades para la asistencia de martes a viernes.
Es allí donde nace su preocupación, la cual quiso compartir, porque a su juicio, retirados los esposos Alvarado posiblemente no haya continuidad, salvo que desde ya se asuman medidas que garanticen su existencia por, al menos, otros cuarenta años.
Destacó en su intervención el profesor Arráiz la gruesa labor de los exciclistas Mario Figueroa, Daniel Linares y Franklin Díaz, quienes han asumido el rol de entrenadores y mecánicos.
Lo planteado
Hecho el análisis de la situación, en las posibles soluciones destaca el “Informe Arráiz” el darle rango de Escuela de Talento Deportivo con inclinación sobre la enseñanza del ciclismo, especialmente de pista, por lo que se debe adoptar la figura de un director a tiempo completo, secretaria y equipos tecnológicos que permitan el seguimiento a los alumnos.
Otro aspecto de importancia es el poder contar con una nueva dotación de bicicletas porque las existentes, 28 en total, datan 18 de ellas desde la fundación de la Escuela y las restantes (10) una donación de Rodríguez Figueras a su paso como director de Fundela.
Hay otros puntos, como el económico porque la Escuela no tiene asignados fondos sino lo que se recaba por la inscripción de alumnos; el éxodo de atletas juveniles a otras entidades después que están formados en Barquisimeto y el transporte para los esposos Alvarado porque debido a su edad se les dificulta manejar.
El llamado
En definitiva, unos primeros receptores de todo lo que atañe a la situación de la Escuela Central de Ciclismo son Fundela e Imderi, el primero rector del deporte en la entidad y el segundo en el municipio Iribarren, espacio físico en el que se encuentra el velódromo Héctor Alvarado, aunque de acuerdo a lo manifestado por Mario Figueroa, éste organismo (Imderi) actualmente apoya el plan de ciclismo en los barrios, iniciativa de la Escuela que se produce todos los domingos en las diferentes barriadas barquisimetanas.
Al gobernador del estado, Henry Falcón, quien conoce la situación de acuerdo a lo explicado por el profesor Arráiz por sus visitas a la sede de la Escuela le queda entonces asumir la tarea de Salvar la Escuela y honrar al Maestro por ser la principal sala de parto del ciclismo larense.