El papa Francisco reiteró el jueves su petición de que la Iglesia católica sea un lugar más de misericordia que de normas morales, al inicio de un retiro de tres días para sacerdotes de todo el mundo que pretende instarles a mostrar «misericordia infinita» a sus rebaños.
Francisco comenzó el principal día del retiro con una meditación sobre la misericordia en la basílica de San Juan de Letrán. Tenía previsto celebrar otras dos meditaciones en basílicas de Roma, en uno de los actos clave en su Año Santo de la Misericordia, que tras seis meses ha llevado 8,5 millones de peregrinos a Roma.
El hincapié del pontífice en la misericordia se ha visto bajo crecientes críticas de los conservadores, al abrir la puerta a que se permita que divorciados y personas que han vuelto a casarse en ceremonias civiles reciban la comunión. Los conservadores afirman que Francisco ha sembrado la confusión en las enseñanzas de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.