Junio inició en Lara con cuatro protestas por gas: moradores de Los Rastrojitos (Iribarren), Tintotero, Cuara y San Antonio (Jiménez), trancaron por más de cuatro horas la principal vía de sus comunidades para solicitar a Pdvsa Comunal la adecuada distribución del insumo.
La crisis que afecta a todas las ciudades del país, -denunciada por la Mesa de la Unidad Democrática-, se siente aún más pueblo adentro, donde las familias subsisten con lo que tienen o puedan conseguir a diario. Muchas personas pasaron de cocinar con gas a hacerlo con leña. Lo hacen desde hace par de meses, pero ya se cansaron porque algunos sufren de asma, y el humo que emana la madera, les afecta los pulmones.
Esta situación se repite en numerosas comunidades de Lara. Un señor, mientras esperaba su bombona de gas al norte de Barquisimeto, exclamó a EL IMPULSO: “Les toman fotos a la realidad de Venezuela. Ahora nos toca cocinar con leña”, reflexión con la que muchos de los manifestantes que esperaban el producto estuvieron de acuerdo.
A la par, el señor Carlos Flores Gallardo, explicó cómo han logrado obtener lo requerido: “Retenemos los camiones que van a Duaca”. Así, la protesta que tradicionalmente era con pancartas y cierres de vía, pasó a otro nivel, a una acción considerada por especialistas como más radical, “pero si no tomamos esa medida, no nos venden el gas”, recalcó Flores Gallardo, quien junto a Emilda Crespo, recordó que el martes vendieron 300 bombonas, pero fueron insuficientes.
Desde el norte, por cualquier punto de la ciudad, se aprecian cilindros vacíos al borde de la carretera. Allí, esperan todo un día hasta que aparezca el distribuidor que los sustituya; de lo contrario, son guardados para que sus dueños sigan con el encendido de leña.
Mientras la vía a Duaca permanecía cerrada, en Jiménez, siguió la indignación. Cansados, pero firmes, con mucha tristeza en sus rostros y rabia por no ser escuchados, quienes prohibieron el paso hacia Carora, aseguraron que desde el sábado les prometieron la venta de gas, pero eso no ocurrió. Tan solo 137 cilindros llegaron ayer miércoles a Tintorero, donde siete consejos comunales se concentraron para recibir el servicio. Cuando se procedía a realizar la venta, Segunda Guerra, una señora de la tercera edad, consideró: “Entreguen la bombona para hacer comida. No he almorzado. Llevamos ocho días cocinando con lecha”.
Como ella, sus compañeros de lucha esperaban hasta después de las dos de la tarde de ayer recibir un cilindro que, dependiendo de su peso (43, 18 y 9 kilos), podría durar entre tres y seis días, pues por la calidad de algunos rubros, como las caraotas, el gas de consume más rápido que de costumbre.