“El hambre está pegando”, comentan algunas madres procesadoras de Unidad Educativa Estadal José Atanasio Girardot, que por segunda vez en 2016, un grupo de delincuentes se metieron al comedor de la institución e hicieron un ‘abasto’ con víveres, verduras y frutas, afectando el servicio de comedor a casi 900 niños. Los delincuentes se apoderaron de 29 litros de aceite, 14 kilos de azúcar, tres cajas de mantequillas (cada una de 12 unidades), tres bultos de pasta (cada uno de 12 unidades), un bulto de arroz que equivale a 24 unidades y dos bultos y medio de caraotas que son alrededor de 60 paquetes de granos. Además de naranjas, parchita, aparte de papas, cebollas y cebollín.
Por el techo
A las 6:40 de la mañana de ayer, dos madres procesadoras llegaron al plantel, ubicado en la avenida Bolívar de El Cují, al norte de la ciudad. Al abrir la puerta, observaron que había algo extraño: cerca del refrigerador, algunas verduras estaban en el piso; de lado izquierdo; una de las cocinas estaba de medio lado; y cuando levantaron su mirada, se dieron cuenta que en el techo de zinc había un enorme agujero. En ese momento, concluyeron que habían sido víctimas de l hampa.
Las mujeres de inmediato comenzaron a caminar con cuidado, y se fijaron que el espacio donde se almacena la mayor cantidad de alimentos, había sido violentado; aparentemente, con una mandarria le dieron y sacaron la puerta. En dicho depósito hicieron su mercado del mes, comentaron.
Esta es la segunda ocasión que se meten en este año, la primera fue en abril y se apoderaron de carne y pollo.
Pequeños afectados
Según comentaron las profesoras, la comida había sido llevada el pasado miércoles 25 de mayo.
Fue el abastecimiento de quince días.
El comedor beneficia a 895 niños diarios, teniendo una matrícula de 1128 alumnos, desde preescolar hasta sexto grado.
Ahora por la acción delictiva, los pequeños tienen el comedor suspendido y no alcanzará para los almuerzos de los quince días.
El día de ayer tuvieron que despachar a los pequeños a las 10 de la mañana.
No sintió
Cabe destacar que la escuela estadal cuenta con un vigilante nocturno que supuestamente se encontraba en el lugar, pero no sintió la acción delictiva, cuando se presume que los hampones debieron estar más de una hora en el lugar para sustraer la comida.
Las docentes que no quisieron identificarse manifestaron que era un poco extraño; saben que funcionarios que supieron del robo acudieron a interrogar al vigilante.
Presumen que los maleantes son de la zona para saber que había comida en dicha institución educativa.
Los últimos robos que se han generado en las escuelas y liceos se han llevado alimentos, piden a los organismos competentes que investiguen sobre los casos.
