Los jugadores de Real Madrid llegaron el domingo por la mañana en autobús descapotable al centro de Madrid, donde presentaron la copa de la Liga de Campeones a miles de aficionados exultantes que aguardaban desde la medianoche.
«¡Cómo no te voy a querer!», coreaban miles de hinchas a sus ídolos que el sábado conquistaron en Milán un histórico undécimo título de campeón de Europa, derrotando a sus vecinos del Atlético de Madrid en la tanda de penales (5-3, tras empate 1-1).
Luego de tomar fotos de sus fanáticos, los jugadores desfilaron con la Copa en la pasarela habilitada para la ocasión en la Plaza de Cibeles, frente al ayuntamiento.
El capitán Sergio Ramos, aclamado por la multitud, colocó la bandera del Real Madrid en torno al cuello de la diosa Cibeles y levantó la copa entre aplausos y música.
El equipo, que aterrizó a alrededor de las 6 de la mañana en Barajas.
Los madridistas a los que el equipo de Zinedine Zidane les ofreció la Undécima habían empezado a llegar a medianoche a la Plaza de Cibeles, su tradicional punto de encuentro, para celebrar la victoria merengue sobre los «colchoneros» de Diego Simeone.
Final épico
Estaba previsto que el autobús llegara a las 3 de la madrugada, pero los aficionados tuvieron que aguardar hasta el amanecer, en una ciudad que respiró fútbol desde el sábado.
«Épica #UCLfinal del Real Madrid y del Atleti. Felicidades a todos los madridistas por la Undécima y ánimo a los atléticos. ¡Hala Madrid!», tuiteó el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy.
«Rey de Europa», Zinedine Zidane «está tocado por una varita mágica», escribió el diario deportivo Marca, que no escatimaba elogios para el entrenador francés, que en 2002, como jugador, ya había sido clave en la obtención de la Novena Copa del Real Madrid.
«Una final inolvidable y extenuante», resumía El País, que hizo hincapié en la «maldición» que golpea al Atlético: «Al Real, muy superior al inicio, también le tocó apretar la mandíbula», afirmó.
Un resumen fiel al sentimiento de varios fanáticos de los dos principales clubes de la ciudad.
Fue el caso de Mónica González y de su novio Jaime de Francisco, ambos de 25 años. Ella es del «Madrid», él del «Atleti», pero asistieron a la final de la Liga de Campeones tomados por el brazo, en un bar de la plaza Santa Ana, en el centro de la capital española.
«Ellos (el Atlético) lo han merecido. Han jugado casi mejor. Estoy contenta ya que mi equipo haya ganado, pero podría haberlo hecho cualquiera de los dos», dijo Mónica tras el encuentro.
La capital española, de 3,2 millones de habitantes había tratado de mostrar en todos los sitios los dos escudos de los clubes, uno junto al otro.
Y para prevenir los eventuales problemas de cohabitación, más de 1.500 policías fueron movilizados hasta el lunes.
Otro festejo está previsto el domingo por la noche, a partir de las 20H30, en el estadio Santiago Bernabéu, luego de que la plantilla sea recibida por las autoridades de la ciudad.