El ex presidente de Fedecámaras y exiliado político, Pedro Carmona Estanga, le envió un mensaje al diputado ante la Asamblea Nacional, Julio Borges, luego de que este lo señala como “dictador” durante una alocución en el hemiciclo del Parlamento.
Borges, refiriéndose al presidente Nicolás Maduro, sobre el Estado de Excepción decretado por el Ejecutivo, explicó que no cumple con lo establecido en la Constitución.
“Quiero declarar formalmente que con este decreto están fuera de la CRBV, y que Maduro, Nicolás Carmona Estanga, es un disfraz de dictador, y que el pueblo lo va a revocar a través del voto” comentó el parlamentario.
Por su parte Carmona Estanga rechazó contundemente las palabras del coordinador nacional de Primero Justicia, expresando que pretendía atacar al jefe de Estado asociándolo “indebida y groseramente” en su nombre”.
“Con indignación recibo su desafortunada intervención en la Asamblea Nacional, en la cual, pretendiendo atacar a Nicolás Maduro, lo asocia indebida y groseramente a mi nombre”.
El ex presidente de Fedecámaras expresó que el dirigente opositor carece de firmeza y claridad en sus ideas, luego de mencionar que desde aquel 11 de abril de 2002, durante el Golpe de Estado contra el fallecido presidente Hugo Chávez, Borges lo habría halagado.
“No hay cosa más importante en un político que la coherencia, la dignidad, la firmeza y la claridad de ideas, y creo que a usted le está faltando.”
En este sentido, el exiliado político le solicitó a Borges que se disculpe públicamente.
“No mancille a quienes estamos en el exilio, limitados en la capacidad de expresión, atacados sin tregua por el régimen y por quienes disfrutan haciendo leña del árbol caído. Le exijo se disculpe en forma pública. Ojala tenga la altura y valentía de hacerlo”.
A continuación el mensaje auténtico enviado por Pedro Carmona Estanga a Julio Borges:
MENSAJE ABIERTO A JULIO BORGES
Con indignación recibo su desafortunada intervención en la Asamblea Nacional, en la cual, pretendiendo atacar a Nicolás Maduro, lo asocia indebida y groseramente a mi nombre.
Pese a mi talante respetuoso, no puedo dejar pasar este agravio sin manifestarle el más firme rechazo. No es aceptable que por figuración, confunda usted a una persona de bien, con una trayectoria de vida limpia, libertaria, dedicada al estudio, al trabajo, a construir y a contribuir durante largos años al progreso y bienestar de la patria, y a la defensa de la libertad, para que con infeliz ironía me mencione junto al nombre de un depredador, líder del continuismo del régimen más nefasto y destructivo de que tenga registro la historia patria.
El 11 A afloró una crisis política que venía incubándose como reacción al talante totalitario de Hugo Chávez, a la masacre de Puente Llaguno, y a las órdenes de Chávez de masacrar a una inmensa manifestación pacífica. Se abrió así un brevísimo período de facto para llamar al pueblo, depositario del poder constituyente originario, a rápidas elecciones limpias bajo la supervisión de la OEA, para relegitimar poderes públicos que ya se encontraban totalmente conculcados por Chávez, como parte del siniestro plan de demoler la democracia republicana y sustituirla por el Socialismo del Siglo XXI. En otras palabras, imponer un modelo de orientación castrocomunista, el cual, el tiempo se ha encargado de demostrar, ha liquidado la democracia, el aparato productivo, los derechos humanos, y ha llevado a Venezuela a una crisis económica y humanitaria de proporciones históricas mundiales.
Yo al menos no vacilé en dar un paso adelante no buscado, para tratar de evitar la tragedia que se veía venir como la crónica de una muerte anunciada, y me jugué hasta la integridad personal para evitar la consumación del caos en el cual se encuentra sumida nuestra sufrida patria. No sé si usted pueda decir lo mismo. En la opinión pública, algunos lo califican de blando, colaboracionista o creen que ha conducido erráticamente a una organización política como Primero Justicia, llamada en sus orígenes a ocupar enormes responsabilidades. No hay cosa más importante en un político que la coherencia, la dignidad, la firmeza y la claridad de ideas, y creo que a usted le está faltando.
No olvido sus halagos y palabras de aliento del pasado. Y le digo, soy contrario al canibalismo en las toldas opositoras y no creo que para salir de este nefasto régimen convenga la descalificación entre quienes luchan por el rescate de la institucionalidad democrática en el país. Pero su atropello me obliga a reaccionar enérgicamente, y a decirle que no tiene usted ningún derecho a ofender. Luche con vigor contra la dictadura, y no mancille a quienes estamos en el exilio, limitados en la capacidad de expresión, atacados sin tregua por el régimen y por quienes disfrutan haciendo leña del árbol caído. Le exijo se disculpe en forma pública. Ojala tenga la altura y valentía de hacerlo.
«Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios»