Ráfagas – Punto de quiebre

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El enfrentamiento político entre gobierno y oposición ha llegado al clímax a raíz de la decisión de la unidad de llevar hacia delante, contra viento y marea, el referendo revocatorio del actual mandatario, como solución pacífica y constitucional a la grave crisis por la cual atraviesa el país en todos los órdenes.

En mi opinión, la situación social es como una bomba de tiempo activada. La escasez se hace sentir con mayor intensidad en los sectores más menesterosos, esto es lo que se visualiza y se siente en las calles atestadas de colas para tratar de proveerse de algunos alimentos de primera necesidad.

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Ya ha habido saqueos. El pueblo pierde la paciencia. En lo económico los números no dan. Avezados economistas consideran que como paliativo habrá que acudir a financiamiento externo, chino, iraní, del Fondo, de donde sea, para evitar una hambruna.
A ello se agrega la crisis energética que no es sino la imperdonable consecuencia de la imprevisión de ineficientes revolucionarios. Se habla de reducir a sólo un día la jornada laboral para los empleados públicos y que los tribunales vacacionarán desde junio hasta septiembre.

A nadie convencen los motores que con bombos y platillos anuncia el oficialismo, pues la confianza en el equipo de gobierno se perdió en el camino de la ineptitud. Pero el equipo oficialista se aferra al poder, quiere seguir chupando, es como una sanguijuela, de color rojo oscuro pero con tonalidades verde oliva, insaciable, dañina, fétida, tóxica y por ello antivenezolana.

Consciente de ello, se apela a un rebuscado estado de excepción, manipulando aviesamente la Constitución para acentuar la represión y conculcar derechos a la ciudadanía, y entre estos los políticos, como el referendo. Ese manido Decreto de Excepción es vago, ambiguo, impreciso. Deja una estela de incertidumbre jurídica, muy sospechosa. No especifica las garantías que habrán de ser restringidas. Políticamente se le ven las costuras. Indudablemente, se trata de frustrar el referendo, pero la voluntad de cambio de los pueblos es indetenible. Véanse los más recientes ejemplos Argentina y Brasil, cuyas últimas mandatarias están ya fuera del juego político por no haberlo hecho bien, y “cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”.

Los tiempos que el oficialismo valida para el referendo son los del nunca jamás. Y los de la oposición, ahora o nunca. Amanecerá y veremos.

Rafael García Hernández

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