Presidentes que dan vergüenza: a uno lo mandó a callar un rey, al otro le dijeron cabra loca.
«El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos», así reza textualmente el artículo 350 de nuestra constitución. Entiendo que yo como ciudadano venezolano, mayor de edad y de este domicilio, al formar parte del «pueblo de Venezuela», haber sido siempre fiel a la tradición republicana, creer en la independencia de mi país, y ser amante de la paz y de la libertad, creo que cumplo con todos los requisitos exigidos por este artículo para hacer uso de él cuando crea que han sido violados su postulados.
Visto los últimos acontecimientos ocurridos en el país en los cuales la máxima autoridad de la República, es decir el ciudadano presidente Nicolás Maduro Moros, ha legislado usurpando autoridad y contrariando los valores y principios de la democracia, violando las garantías y menoscabando los derechos humanos, con la anuencia cómplice del Tribunal Supremo de Justicia, al haber desconocido la voluntad popular expresada en las urnas el pasado 6 de diciembre, contrariando y desconociendo todas las decisiones legislativas que ha tomado la Asamblea Nacional, violando así los artículos 187, 199, 200, 204, 213, 214, 216, 218, 221, 222 y 223 de la constitución. Igualmente que el ciudadano Maduro Moros, según se desprende de la opinión de numerosos venezolanos de reconocida solvencia moral e intelectual no cumple con lo establecido en el artículo 227 de la constitución y ni él ni el Consejo Nacional Electoral han aclarado esa situación. Además que de hecho ha propiciado la violación de los principios fundamentales contemplados en los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 de la Constitución al permitir que un gobierno extranjero dirija nuestra política, que parte de nuestro territorio se esté perdiendo, que no haya justicia imparcial y se violen los derechos humanos, que se irrespete la dignidad de las personas y la voluntad popular, que no se propugne la prosperidad del pueblo, que falle al alimentación y las medicinas, que no se respete la descentralización, que se pretenda instaurar un régimen socialista y que se viole flagrantemente la constitución. Por todo eso y según mi leal saber y entender tanto él como autoridad y su régimen deben ser desconocidos y de hecho lo son para mí, y me acojo a lo dispuesto en el artículo 333, mientras no se me demuestre lo contrario.
No sé si esta declaración sirva de algo, pero al menos dejo tranquila mi conciencia y el respeto por mí mismo al dejar sentada mi posición ante tantos disparates cometidos en estos más de tres lustros de destrucción de mi patria, la patria que nos legó Bolívar y que destruyó Chávez.