La Fuerza Armada de Venezuela concluyó este sábado dos días de ejercicios militares con los que insistió en el entrenamiento de civiles para garantizar el orden interno y la defensa del país, en medio de un estado de excepción decretado por el presidente Nicolás Maduro.
El mandatario ordenó los ejercicios de defensa “Independencia II 2016” en momentos que arrecia la conflictividad social y los intentos de la oposición por sacarlo del poder a través de un referendo revocatorio.
Los militares se desplegaron en siete de los principales estados del país, ubicados en la zona norte costera. Allí desarrollaron simulacros de defensa ante el supuesto desembarco de tropas enemigas y ataques a instalaciones de distribución del sistema eléctrico.
El gobierno asegura que movilizó a 520.000 combatientes entre tropas militares y milicias civiles entrenadas.
Las milicias tomaron parte activa en el manejo y disparo de unidades de defensa antiaérea lanzacohetes, según se observó en imágenes transmitidas por el canal de televisión estatal VTV.
También se entrenó a estudiantes universitarios armados con fusiles de cerrojo, en su mayoría no mayores a 25 años, en zonas boscosas en los alrededores de Caracas.
Guerra de resistencia
Los distintos comandantes en los ejercicios mencionaron la llamada guerra de resistencia o guerra no convencional como un elemento clave en la defensa del país.
La guerra de guerrillas ante el enemigo favorito del chavismo, Estados Unidos, surge como la estrategia ante una invasión de un enemigo externo; o como una opción de batalla frente a un enemigo interno.
La controversia sobre esta demostración del músculo militar del gobierno de Maduro quedó servida una vez que la oposición consideró que el decreto de estado de excepción, vigente desde la semana pasada, era “inconstitucional” y un paso más hacia una “dictadura”.
La Milicia Bolivariana, un componente militar creado por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), ha sido un cuerpo criticado desde la oposición, que advierte que está formado ideológicamente en favor de un sector político en un país altamente polarizado políticamente.
Pero este sábado el ministro Padrino afirmó que “no hay de que preocuparse, no no hay que lanzar alarmas ni nada, el control de las armas lo tiene la Fuerza Armada, pero el concepto de defensa nacional está en la unión cívico militar”.
En Charallave, una población a 45 minutos de Caracas al sur, en el estado de Miranda, 14 agregados militares de varios países, entre ellos Argentina, Alemania, España, Francia, Trinidad y Tobago, Perú y México, observaron el desempeño en el terreno de unidades de defensa antiaérea de fabricación rusa, operadas tanto por tropas del ejército venezolano como por algunos miembros de la milicia.
El sistema de misiles tierra aire BUK-M2E, el lanzamisiles portátil 9K338 Igla-S, o el cañón automático antiaéreo ZU-23-2M fueron desplegados en un ejercicio de defensa ante un supuesto ataque aéreo a una estación de distribución eléctrica en la región central.
Un breve ejercicio de unos cinco minutos demostró una “emboscada integral”, en la que el sistema BUK, movilizado en camiones, se preparaba para atacar objetivos aéreos mientras tropas camufladas entre los matorrales y árboles operaban el cañón antiaéreo y el lanzamisiles portátil, dando fuego de cobertura.
El camino chavista
Maduro afirmó este sábado desde uno de los ejercicios en el Litoral Central venezolano que las maniobras defienden “al pueblo de Venezuela y su derecho a la independencia”. Agregó que el único camino es “el del proyecto de Simón Bolivar, el de Hugo Chávez”.
Pero la oposición venezolana, que domina el Parlamento y trata de activar un proceso de referendo revocatorio contra Maduro, aspira a que antes de que termine 2016 pueda sacar del poder al sucesor de Chávez.
Sin embargo ante la movilización opositora Maduro aseguró que no dudará en decretar la “conmoción interior” – que implicaría restricciones a libertades civiles – si ocurren hechos “golpistas violentos”, al tiempo que anunciaba estos ejercicios.
Algunos analistas consideran que los operativos militares son una manera de infundir miedo en la ciudadanía, que acumula el descontento de una crisis económica que incluye la escasez de más de dos tercios de los productos básicos y una inflación que se espera puede cerrar 2016 alrededor de 700% según el FMI.