Venezuela debe empezar a crear las condiciones para que en un futuro cercano pueda incrementar su producción de petróleo y ponerlo en el mercado.
Igor Hernández, director adjunto del Centro Internacional de Energía y Ambiente del Iesa, cree que más allá de bajar la producción para que los precios del crudo suban, Venezuela debe vender en grandes cantidades su materia prima y comenzar una inversión en industrias como la textil, comercio, manufactura y gasíferas, para diversificar la economía.
El experto expone que el petróleo, carbón y gas seguirán siendo importantes dentro de 20 años y seguirán representando el 75% del consumo de los combustibles a pesar de las nuevas opciones como el petróleo esquisto, porque tienen un menor impacto ambiental.
Recuerda que actualmente los países buscan un mundo con menos emisiones de dióxido de carbono. “El combustible fósil también se mantendrá porque hasta ahora no existe una plataforma que permita el uso de vehículos de consumo eléctrico, esa es una ventaja que debemos aprovechar”.
Hernández está convencido de que Venezuela tendrá un desempeño muy importante a nivel global si suben cinco grados más las temperaturas porque habrá severas restricciones a las nuevas alternativas petroleras. “Por eso Arabia Saudita y Rusia han incrementado sus producciones para colocar el mayor volumen posible en el mercado”.
Detalla que el 70% de los campos en los que se explotan las nuevas alternativas de petróleo como el esquisto se agota en el primer año de explotación, mientras que en los espacios en el cual se explota el convencional sólo se agotan en un 30% durante el primer año.
“Los países con grandes reservas como los miembros de la OPEP, entre ellos Venezuela, están divididos en dos tendencias: unos que están buscando bajar los precios, otros en invadir el mercado con sus productos, posicionarse, en especial Irán al que recientemente le levantaron las sanciones por la explotación nuclear”.
Cita que Arabia Saudita, el país con mejores políticas petroleras en los últimos años, busca producir y vender petróleo a corto plazo porque hay mucha inestabilidad de precios, y eso mismo debería buscar hacer Venezuela.
“Los árabes no respetan los acuerdos para recortar producción porque ellos, gracias a la alta producción y a las políticas acertadas de inversión en tiempos de bonanza petrolera, pueden soportar un mercado de precios bajos a diferencia del resto del mundo”.
Piensa que Venezuela tiene un rezago en capacidad instalada de producción y tiene déficit de infraestructura. Eso para él es una debilidad severa porque si aumenta el consumo mundial aumentarán los precios y la idea es vender la mayor cantidad posible.
Aunque considera el mercado petrolero altamente volátil, Hernández reconoce que las proyecciones reflejan que el costo de barril de petróleo pudiera escalar hasta 50 dólares para el próximo año. “Si la producción de esquisto de Estados Unidos bajara por impacto ambiental ejercería una gran presión en los precios que pudiera incrementarlos”.
Para Hernández los países que tendrán mayor oportunidad entre 2020 y 2035, serán los que tengan mayores reservas como Venezuela. “Estados Unidos actualmente produce 8 millones de barriles diarios, pero consume entre 18 y 20 millones. Siempre va a necesitar del crudo venezolano”
Cita como ejemplo a México que ha diversificado su economía con la fabricación de combustible diesel y de aviones y se muestra convencido de que Venezuela debe hacer lo mismo, y se lamenta por el rezago. A ese atraso le suma otra posible amenaza y es que EEUU además del petróleo venezolano cuenta con el canadiense, una ventaja económica para el gigante norteño.
Caída de producción
Hernández sostiene que campos que en 2012 produjeron 75 millones de barriles, en 2035 caerán a 13 millones; lo que dejará abierto un mercado de 55 millones. “El que puede producir más, ese será el que tenga mayores reservas. La idea es aprovechar una demanda por el orden de los 55 millones de barriles pero primero se deben crear las condiciones”.
