En este texto sagrado, aparece claramente la manifestación de las tres Divinas Personas, o la Santísima Trinidad; por cuanto quien está hablando es Jesucristo la Segunda Persona de la Trinidad y dice que todo lo que el Padre tiene es también de Él, así aparece el Padre, como la Primera Persona, Divina, Jesús señala que además el Espíritu Santo, o sea la Tercera Persona Divina recibirá lo que es de Él y lo dará a conocer.
De esta manera este texto bíblico es muy explícito en la Revelación Trinitaria.
En su enseñanza, nuestra Iglesia, como Madre y Maestra, a través de su Jerarquía ha enseñado, que al Padre, Primera Persona Divina, se le atribuye y realiza la obra de la Creación.
Es decir, Dios Padre crea la vida, la materia, la naturaleza, ese macrocosmo sideral, o ese microcosmo fabuloso.
Él crea los Ángeles, Él crea al ser humano, físico-espiritual, Él lo hace todo bien, tanto es así, que crea a la persona humana a su imagen y semejanza. Ese Padre Maravilloso, nos crea y nos mantiene en esta misma existencia.
A Jesucristo, Segunda Persona, Divina, se le atribuye y realiza la obra de la Redención; en efecto, Cristo entrega su vida inocente, en muerte de Cruz, como expiación por los pecados de los seres humanos, ya sea el original, el personal y el social.
Él se inmola libremente, por nuestra Redención; así en Él tenemos opción a su Gracia y a su Vida Eterna.
Al Espíritu Santo, tercera Persona, Divina, se le atribuye y realiza la obra de la Santificación de las personas.
Es Él, quien nos impulsa a dirigirnos a Dios diciéndole “Abba”, “Papacito bueno”, confío y confiaré siempre en ti.
Es el Espíritu Santo, quien nos santifica al impulsarnos a hacer el bien, a ser justos, a cumplir con el deber, a ser personas sanas. El Espíritu Santo, así logra nuestra santificación, a fin de vivir en la amistad con Dios, en el tiempo y en la eternidad. Por lo tanto, permitamos que cada día Dios-Padre, nos siga creando; dejemos subjetivamente que Jesucristo nos redima, aceptemos que desde nuestra libertad el Espíritu Santo nos haga buenos. Digamos pues con gozo inmenso: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén”.
Santo Padre
Los que se enriquecen explotando a las personas son como sanguijuelas
En la Misa que celebró en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco medita en la Carta de Santiago y advierte que quienes acumulan riquezas a causa de la explotación de las personas cometen un pecado mortal, y son como sanguijuelas.
…“Cuando las riquezas se logran con la explotación de la gente… la pobre gente se vuelve esclava”… dejar “hambrear a la gente con su trabajo por mi provecho, vivir de la sangre de la gente. Esto es pecado mortal”.
“Pensemos en este drama de hoy: la explotación de la gente, la sangre de esta gente que se vuelve esclava, los traficantes de personas y no sólo los que trafican con las prostitutas y los niños en el trabajo de menores, sino en ese tráfico, digamos más ‘civilizado’: ‘Yo te pago hasta aquí, sin vacaciones, sin seguro sanitario, sin… todo en negro… ¡Pero me vuelvo rico!’”. Francisco invitó a meditar sobre el drama de estas personas explotadas, y a pedir al Señor que nos ayude a comprender y vivir la sencillez del Señor Jesús, que nos habla hoy en el Evangelio: es más importante un vaso de agua en nombre de Cristo, que todas las riquezas acumuladas con la explotación de la gente.
Felicidades a nuestro Arzobispo! 28 años de su ordenación episcopal
El Vicario General, clero, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas y todo el Pueblo de Dios, felicitamos al Excmo. Mons. Antonio José López Castillo, Arzobispo de Barquisimeto, quien el próximo sábado 28 de mayo arribará a sus 28 años de vida consagrada al sacerdocio. Nos unimos en oración y corazón, a esta acción de gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Virgen María, por el don de su santa vida.