Arquímedes Díaz Capdevilla, de 40 años, se obsesionó con su pareja. Constantemente la amenazaba por si ella lo dejaba. Era un hombre muy celoso y eso acabó con el amor que le tenía Damelis Flores.
La mujer, de 39 años de edad, decidió dejarlo y las amenazas continuaron. “Si no eres mía no serás de nadie. Te voy a matar”, eran constantes frases que Díaz Capdevilla le decía a su ex pareja.
El 15 de agosto de 2015, el hombre entró a la vivienda de Flores, forzó la puerta de la casa, pero ella se dio cuenta que él estaba allí. Su ex pareja, con un mecate en la mano comenzó a perseguirla por toda la casa. Intentaba ahorcarla, pero su ataque no resultó.
En esa oportunidad Flores denunció ante la prefectura de Palavecino y fueron acordadas medidas de protección, que nunca fueron cumplidas por su agresor. El 7 de agosto el hombre regresó, le pidió a Flores que lo acompañara a hacer una diligencia.
Su respuesta fue un “no” rotundo, pidiéndole que se alejara y la dejara tranquila, pero Díaz Capdevilla fue más allá. En esta oportunidad se metió con lo más preciado de Flores: sus dos hijos. Juró que les haría daño si ella no accedía a su petición.
Flores, temiendo por la vida de sus hijos, se montó en el vehículo con su ex pareja.Fueron a comprar unos cigarros y cuando regresaban, Díaz Capdevilla tomó otro camino. El carro se estacionó en un callejón, en el sector La Cruz de Agua Viva, municipio Palavecino.
El hombre la bajó a la fuerza. “Este viaje es para matarte”, le dijo. Luego tomó una piedra y comenzó a golpearla brutalmente en la cabeza y el rostro. La mujer intentó hacerse la muerta, pero el hombre seguía maltratándola. Fue cuando comenzó a estrangularla con sus propias manos, hasta dejarla inconsciente.
Flores logró sobrevivir de la brutal paliza y al despertar estaba en el Hospital Central Antonio María Pineda. La habían auxiliado unos vecinos. La mujer no dudó en denunciar a su ex pareja, quien al parecer había estado rondando el centro asistencial y fue capturado por funcionarios de la Policía.
El 11 de noviembre el agresor fue imputado por la Fiscalía 28 del Ministerio Público, a cargo de la doctora Gloria Briceño, con competencia en Defensa de la Mujer, por la presunta comisión del delito de femicidio agravado en grado de frustración, acoso, hostigamiento, violencia y amenaza agravada. Tales delitos se encuentran previstos y sancionados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y en el Código Penal.
En esa oportunidad fue privado de su libertad. El día lunes 17 de mayo lo llevaron a la audiencia preliminar y ante el Juzgado de Control 1, Díaz Capdevilla admitió los hechos y fue condenado a 13 años de prisión y 8 meses. El sitio de reclusión fijado es el Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana.
Denunciar es la clave
Hisvet Fernández, psicóloga social y coordinadora en Lara del Observatorio Venezolano de los Derechos Venezolanos de las Mujeres, manifiesta que el caso de Flores es ejemplarizante, porque la condena que recibió su ex pareja, a pesar de admitir los hechos, fue bastante significativa.
“La justicia funciona en la medida en que el ciudadano denuncia. No es que sea responsabilidad absoluta, pero obviamente la víctima con su denuncia ayuda a que la justicia se active.
Este tipo de caso le da esperanza a las mujeres. Si se denuncia hay posibilidades. Queda como antecedente de un caso que se sancionó y se castigó”, expresa Hernández.
A la misma vez la especialista indica que las cifras de maltratos suben todos los días, a pesar de que para las ONG siguen siendo negras porque son pocas las mujeres que acuden allí. Se sienten alarmadas cuando el propio Ministerio Público pública que tienen alrededor de diez mil casos mensuales.
“Por cada caso denunciado hay por lo menos diez mujeres calladas, bien sea porque tienen miedo o no confían en la justicia; debido a que comienzan un camino y los obstáculos son constantes, pero estos pueden ser corregidos”, asegura la coordinadora de Lara de Observatorio Venezolano de los Derechos Venezolanos de las Mujeres.