El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma. Aldous Huxley (1894-1963)
La gravedad de la situación económica, social, moral, ética y hasta ecológica, que enfrentamos los venezolanos, en gran medida nos ha hecho creer en la presunta incapacidad de poder utilizar los medios idóneos para modificar, por nosotros mismos, esta desastrosa situación, y lograr superar la crisis en la cual nos encontramos; la generalidad de los seres humanos optan por la parálisis; no se toman decisiones y mucho menos se actúa. Pero, también existe la posibilidad de que se tomen decisiones erradas y/o extremas y, esto habitualmente sucede cuando algunos improvisados líderes, se apoyan en grupúsculos y aúpan a las masas a cometer las más crueles fechorías. Así surgen los saqueos, robos, asaltos, linchamientos, abusos de autoridad, etc. Y, no es de extrañar, es común que en situaciones de pánico o de necesidad extrema.
Dice Paulo Coelho: “Sólo una cosa vuelve a un sueño imposible… ¡El miedo a fracasar!”
Venezuela dispone de un potencial en recursos, renovables y no renovables, hasta ahora incuantificables en la mayoría de los casos. Tenemos capital humano a granel; y así se ha demostrado con un conglomerado de profesionales que han egresado de nuestras magnas casas de estudio o, de aquellos planes de educación que fueron cumplidos a cabalidad; como lo fue, el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, que logró capacitar a insignes venezolanos en las mejores universidades del mundo, en las áreas de pre y post grado y, trajeron al país, conocimientos de punta en múltiples especialidades. Muchos de ellos transmitieron esos conocimientos en las aulas de clase de nuestras universidades y tecnológicos; aportando un inmenso valor agregado a la enseñanza criolla.
Así como también elevaron las artes, el deporte, la educación, la pequeña, mediana y gran industria a la cúspide de la competitividad mundial.
Los cuerpos de seguridad: la policía, las Fuerzas Armadas y los organismos y funcionarios encargados de ejecutar la justicia, minimizaban la delincuencia que, por ahora, pareciera exacerbadamente incontrolable y, compartían, e impartían, experiencias y conocimientos preventivos y criminalisticos.
Creo que todo esto está vigente, por tanto, me apego a las palabras de William Shakespeare, cuando expresó: “De lo que tengo miedo… ¡es de tu miedo!”
El Estamento Legal venezolano, tradicionalmente, ha sido uno de los mejores del mundo y las manipulaciones que se ha querido hacer al espíritu, propósito y razón del legislador probo impreso en nuestra Constitución, las leyes y sus reglamentos, debemos tener bien claro que no es más que eso… un intento de manipulación.
La venda, la espada y la balanza, hacen que la dama que representa la justicia, en algunos casos sea lenta pero, si la sabemos guiar; si le ayudamos a implementar la justicia con la balanza de la equidad… Pronto podremos presenciar la correcta utilización de la espada imparcial.
“El pánico es más contagioso que la peste y se comunica en un instante.” Decía aquel pintor belga, Rene Magritte. Por tanto, debemos tener presente que valor es miedo vencido y que:
“Los problemas sólo sirven para solucionarlos.” RB