Mensaje del Santo Padre Francisco para la 50° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo.
Queridos hermanos y hermanas:
El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia. En efecto, la Iglesia, unida a Cristo, encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar. Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de
Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios.
Quisiera, por tanto, invitar a las personas de buena voluntad a descubrir el poder de la misericordia de sanar las relaciones dañadas y de volver a llevar paz y armonía a las familias y a las comunidades.
…Es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido. Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta,…
«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. […] Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,7.9).
…El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con misericordia significa contribuir a la buena, libre y solidaria cercanía entre los hijos de Dios y los hermanos en humanidad.
Vaticano, 24 de enero de 2016
Francisco.
“Y Descendió El Espíritu Santo”
Ya que Cristo, nuestro Señor, lo había prometido, y así sucedió. El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, se infundió de una manera visible sobre su Iglesia, pueblo de Dios, a través de sus Apóstoles, con Pedro a la cabeza.
Se presentó el Espíritu, como un viento fuerte y en forma de lenguas de fuego, que se posaron sobre los congregados. Este día es muy grande para todos nosotros, como Iglesia, porque la misión del paráclito, o Espíritu, es la de santificarnos, es decir, ayudarnos a hacernos buenos, en nuestro trato con Dios y con el prójimo, Él nos fortalece en su gracia, en su amistad, en su vida Divina. En efecto, nos fortifica para mantenernos en el bien, en el cumplimiento del deber,
Él hace que nuestra libertad se encauce a la honestidad y honradez, motivándonos así a evitar la corrupción, el robo, la irresponsabilidad, la maldad, en una palabra, el pecado.
Él nos lleva a realizar visiblemente como Iglesia, lo que Cristo hacía antes de su Ascensión. Él está en su Iglesia. El Espíritu Santo nos ilumina, para saber conducir acertadamente la familia, en espíritu de cordialidad, diálogo, lealtad, buen trato, comprensión, perdón y paz, todo esto, tanto entre esposos, como entre padres e hijos y hermanos entre sí.
El Espíritu Santo ilumina la verdadera ciencia y tecnología, para que estén al servicio de la vida y dignidad humana. El Espíritu Santo da la verdadera sabiduría a los humanistas, a fin de orientar al hombre, en la auténtica senda, que les permita vivir como personas y formar una comunidad humanizada, en donde el ser humano valga más que la máquina, el arte, o el dinero. Más que todo esté al servicio de ese ser personal – físico – espiritual – trascendente, que es la persona humana.
El Espíritu Santo es quien nos impulsa a rezar con gusto, con calma, con constancia, confianza, sencillez o profundidad. Es Él quien nos hace saborear la Santa Misa, a vivirla; es Él quien nos hace disfrutar de la Palabra de Dios; es Él quien nos permite desgranar con gozo inmenso las cuentas del Santo Rosario. Es el Espíritu Santo quien nos hace soldados en la fe, por la Confirmación. Hoy es también día del Seminario, pidamos por el fomento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicas. Por eso digamos llenos de esperanza: “Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor”
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto.
Evangelio
Juan (20,19-23): Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Pidamos a la Virgen el don de la paz para el mundo
VATICANO, 11 May. 16/(ACI).- El Papa Francisco pidió a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro que escuchen a la Madre de Dios para pedirle paz en el mundo.
…María nos invita una vez más a la oración, a la penitencia y a la conversión. Nos pide que no ofendamos más a Dios. Advierte a toda la humanidad sobre la necesidad de entregarse a Dios, fuente de amor y de misericordia”.
…pongámonos atentamente a la escucha de la Madre de Dios impetrando la paz para el mundo. Alabado sea Jesucristo”.
Iglesia en Marcha
El Centro de Atención a la Familia -CAF- te invita a que si tienes un conflicto o problema y quieres ser escuchado, llama al 0251-7190050.