Analistas de inteligencia estadounidenses están cada vez más convencidos de que el presidente venezolano Nicolás Maduro probablemente será hecho a un lado por miembros de su propio movimiento socialista antes de que termine su período en el cargo.
Los funcionarios de alto rango dijeron el viernes que a medida que la economía de Venezuela se sale de control, Maduro pierde fuerza en el poder. Hablaron con los reporteros a condición de no ser identificados porque no están autorizados a dar su nombre cuando proporcionan sus evaluaciones.
Desde diciembre, cuando la oposición ganó elecciones legislativas en forma abrumadora, el país se ha visto sacudido por una creciente confrontación política en una época de inflación superior al 100%, escasez generalizada de alimentos y de apagones diarios de varias horas en gran parte del país.
En tal ambiente altamente inflamable, las circunstancias bajo las cuales Maduro podría ser obligado a dejar la presidencia antes de concluir su período de seis años en 2019 son variadas, según los funcionarios.
Pero el análisis, basado en información de inteligencia que no compartieron, indica que habrá un período de agitación política potencialmente violenta que tendrá consecuencias para los tenedores de bonos internacionales, los mercados petroleros y los vecinos de Venezuela, especialmente Colombia.
Los funcionarios dijeron que la mayor preocupación para el gobierno del presidente Barack Obama es que las profundas divisiones políticas y crecientes penurias económicas pudieran detonar violencia del tipo de la registrada en Caracas en 1989, cuando al menos 300 personas murieron durante disturbios, saqueos y enfrentamientos con la policía que tuvieron como telón de fondo una crisis económica.
Los funcionarios señalaron que no han visto que esté en proceso un golpe de Estado militar y dijeron que sería improbable que tuviera éxito, pero advirtieron que nadie se imaginó en 1992 que un desconocido oficial llamado Hugo Chávez encabezaría una insurrección en el cuartel, un hecho que lo hizo famoso y lo condujo con el tiempo a su elección como presidente.
El escenario más probable, dijeron, sería un tipo de «golpe de Estado en el palacio», probablemente en la forma de un voto revocatorio el próximo año que obtendría apoyo de socialistas preocupados de que Maduro esté demoliendo el legado de Chávez de reducir la pobreza.
Sin duda, no ha habido hacia el exterior señal de fricción dentro del gobierno, y funcionarios venezolanos han descartado reiteradamente las conjeturas sobre luchas internas por el poder que han sido planteadas con frecuencia desde el fallecimiento de Chávez en 2013. Maduro acusa frecuentemente a Estados Unidos de trabajar con la oposición para sembrar disidencia donde no existe.
Los funcionarios dijeron que sus análisis indican que las autoridades están tratando de aplazar _pero posiblemente no bloquear_ un referendo revocatorio contra Maduro al retrasar el proceso de validar millones de firmas de venezolanos que buscan la salida del presidente.
Para ordenar nuevas elecciones, el voto revocatorio debe realizarse este año. Si se lleva a cabo en 2017, el vicepresidente de Maduro terminaría el período de éste, lo que retiraría la posibilidad de que la oposición compita por el poder.
El movimiento fundado por Chávez ha mostrado ser resistente ante fatídicas predicciones en el pasado. Los funcionarios dijeron que Maduro podría obtener más margen de maniobra si repuntan los precios del petróleo o si China, el acreedor más grande del país, le realiza otro préstamo grande.
Pero señalaron que la crisis actual amenaza con un provocar un daño irreparable a su economía.
Por ejemplo, con la reciente decisión de los proveedores petroleros Schlumberger y Halliburton de reducir sus operaciones en Venezuela, la producción de petróleo, la cual representa el 96% de los ingresos por exportación, podría caer este año debajo de dos millones de barriles diarios por primera vez en más de dos décadas.