Si Platón reviviera, moriría de un infarto súbito en un país donde campea el pensamiento mágicoen todas las áreas de la vida personal y colectiva de los venezolanos. “Funciona” para el amor, empleo, sobrevivencia cotidiana,vida familiar, estudios y la política. La banalización científica aupada por internet, nos permite como quien pela una mandarina,usar las complejas y variadas formas de la psicología y psiquiatría, en un dos por tres, en los cada vez más sucintos consejos de autoyuda, versiones de decálogos virtualesque terminaron por hacer pensar que todo es tan fácil, que basta con pensaro dejar de pensar algo, para crearo borrar la realidad.
En la política se evidencia con mayor fuerza. Se tiende a creer que basta con las elecciones y que la AN no deberá decir ni hacer nada que no coincida con nuestro pensamiento. Ha de resolver rápido, muy rápido, lo que solemos describir como una situación insostenible, de la cual solemos olvidar somos partícipes y responsables, pero que solemos endosársela a los políticos, como si la condición de tales, garantizara de entrada competencias y desempeño del mismo orden, del que esperamos del médico que nos atiende la enfermedad.
No iba a ser fácil si nos guía el pensamiento mágico y creemos que en un abrir y cerrar de ojos, todo estará resuelto en un país donde todo está por resolver y exige nuestra participación. Ejercer la ciudadanía pareciera ser obligación ajena y un asunto de inspiración, no de formación y cambios de conducta individual y social. El pensamiento mágico guía en las redes a los “Trucutú” que garrote en mano, exigen que la Asamblea Nacional solucione de inmediato todo lo que usted y yo tenemos en una larga y no siempre coincidente lista.
No iba a ser fácil transformar el funcionamiento de una Asamblea Nacional que era extensión del ejecutivo y venía funcionando como expresión política y escenario muy importante, del proyecto chavista que fundamentó su política en la modificación de la administración pública, en nombre de la democracia participativa. Su revisión de las leyes fue una de sus tareas más enconadas, pues el modelo económico y social –si es que hubo alguno- propuesto por el chavismo, depende de la acción legislativa del poder Ejecutivo y su arma, las leyes habilitantes. Al perderla, perdieron la mayor fuerza política que poseíany hoy se dedican a impedir que la oposición avance en su propuesta anticorrupción y supervisión de la administración pública.
El deterioro económico, inflación, corrupción, caída de los precios petroleros, la deuda externa e interna y la violencia organizada,acentúa la pérdida del instrumento legislativo que les permitía “legalizar” su “revolución”. Es evidente que hoy la agenda política legislativa la desarrolla la oposición y el gobierno se reduce a impedirlo. Dentro de este escenario uno se pregunta si de veras el referéndum revocatorio sería necesario para reducir la gestión de un gobierno que se aniquila a sí mismo, dada su inercia y contradicciones internas.
No iba a ser fácil. La necesidad urgente de sustitución del modelo económico y del gobierno chavista, trasciende cualquier fórmula electoral llámesereferéndum, revocatorio o renuncia presidencial.La ciudadanía necesita construir una salida a una crisis, sin horizonte de recuperación por parte de la gestión gubernamental. No hay ninguna posibilidad de que la gestión de Maduro reconstruya el apoyo social que tuvo Chávez y la estructura legal se revierte en contra del gobierno. Chávez armó el parlamento para el chavismo, lo modificó pasando por encima de la constitución para darle poder a su mayoría, pero perdido el instrumento, saben ahora el sabor amargo de su propia medicina. La confrontación entre el poder legislativo y el ejecutivo,tiene los días contados ante los eventos electorales que harán perder la hegemonía al chavismo: Gobernadores, alcaldes, referéndum, sustitución de dos miembros del CNE en septiembre y la vuelta a la legalidad del TSJ.
No iba a ser fácil para la oposición. Mucho menos para el gobierno que confronta la presión internacional y pierde poder político en la diplomacia continental e influencia en los organismos regionales por pertenece a una izquierda continental acusada de corrupción y traición a las utopías que las guiaron alguna vez. Somos el país con la mayor inflación del mundo y el segundo más violento. El escenario final del chavismo no dependede la confrontación ejecutivo/legislativo, sino de su agudo deterioro, lo cual exige la organización de las formas organizativas ciudadanas, una vez interiorizado que no es fácil pero sí urgente, participar en la reconstrucción del país.