Con lágrimas en sus ojos y visiblemente desesperado se encontraba Ildemar Rodríguez a las puertas del Consejo Legislativo del estado Lara (CLEL), este martes a propósito de la sesión ordinaria.
Su intención: conversar con algún político a fin de que de una vez por todas se ponga coto a las mafias, bachaqueros y “amiguismos”, así como orden en las kilométricas colas que a diario se forman en los abastos de la ciudad.
Rodríguez fue víctima de un episodio de violencia por parte de los cuerpos de seguridad del estado mientras se disponía a comprar, por su número de cédula, en el establecimiento Kleos, donde aseguró que las personas con discapacidad no tienen prioridad y al contrario son vejadas y calificados de bachaqueros.
“Hay violencia cuando se vulnera nuestro derecho, no soy un bachaquero. No es posible que los militares le permitan comprar a otros oficiales, policías, amigos, familiares y uno no tenga la oportunidad para comprar. Ya uno no sabe qué comer. Los políticos tienen que dejar la politiquería y abrir los ojos, ser conscientes de que estamos muy mal, no hay comida, no hay medicinas”, expuso.
Contó que llegó antes de las 7:00 a.m. a la cola. A su juicio no pudo comprar porque no se respeta el artículo 35 de La Ley para las personas con Discapacidad que establece que “los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal, y todas las personas naturales y jurídicas de derecho privado, están obligando a garantizar el pleno acceso, brindar atención preferencial y crear mecanismos adecuados y efectivos para facilitar información, trámites con discapacidad”.
“Un guardia me empujó, me caí de la silla, me dijo que me quitara, que me venderían luego y eso no fue así. Ya iban a detener a mi esposa por esa causa, llamaron a la defensora del pueblo para que me dijera que ya no había cupos. Desde las 7:00 de la mañana no pasaron a una sola persona en silla de ruedas”.
Rodríguez precisó que los cuerpos de seguridad en lugar de prestar el apoyo, los agreden.
“Yo vengo de Quíbor porque la situación para allá está peor. La semana pasada no llegó nada de comida a esa zona”, dijo con voz entrecortada.
“Soy sostén de hogar, no encuentro qué hacer, no tenemos apoyo, estamos de manos atadas, vine al consejo a ver si alguien de la comisión de salud nos respalda. No tengo control de esfínteres y cargo mi carnet que me certifica como discapacitado. Esto también pasa en Royal Center”.
La denuncia ya está interpuesta ante el Ceapdis-Lara.