La educación en Venezuela también forma parte de los sectores que se encuentran crisis, ya sea pública o privada; una sufre de desatención, deserción y bajos salarios, mientras la otra aunque ha incrementado su matrícula, en muchos casos la alta inflación la ha llevado a aumentar cuotas que algunos representantes no pueden costear.
En el caso de la educación pública, en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Educación, correspondiente al año 2015, entregada en marzo a la Asamblea Nacional, se especifica que en el período escolar 2014 – 2015 se brindó atención educativa a 7.784.625 estudiantes a través del Subsistema de Educación Básica, en 30.087 instituciones, con la participación de 553.948 docentes; correspondiendo al sector oficial el 76,2% de la matrícula, el 82,3% de los planteles y el 82,2% de los docentes.
“Se superaron las Metas Macrosociales del Plan de la Patria establecidas para el año 2015 de Educación Inicial y Primaria, alcanzando una tasa neta de escolaridad de 75,1% en Educación Inicial y de 92,4% en Educación Primaria. En la lucha por la inclusión en el sistema educativo de los que se encuentran fuera de él, se atendieron 100.326 niños y niñas de 0 a 6 años en Simoncitos”.
Al comparar esas cifras con las del año escolar 2014, el sector público mostró una leve disminución y un incremento en el privado.
En el año 2010 la matrícula escolar era de 7.735.815; de esos 6.078.510 pertenecían al oficial y 1.657.305 al privado.
Al compararla con la matrícula de 11 años atrás se observa que en el 2005 fue de 8.071.959 de los cuales 6.730.557 eran del sector oficial y 1.341.402 del público. Lo que demuestra que en los últimos años si ha habido un aumento de la población estudiantil nivel básico y diversificado, pero con incidencia en el privado, mientras que en el público ha ido disminuyendo.
En el caso del estado Lara; la matrícula del año escolar 2015 – 2016 es de 380.069 estudiantes frente a los 426.538 del periódico 2014-2015.
Sobre la atención alimentaria en el informe señala que se otorgó a 4.273.933 estudiantes en 20.172 planteles, a través de la Corporación Nacional de Alimentación Escolar S.A. desayunos y/o almuerzos. Sin embargo, durante el 2015, al menos en el estado Lara, se reportaron diversas incidencias por la falta de alimentos debido a las fallas de distribución de Pdval, que obligó a varias instituciones a suspender el beneficio.
En todo el país se construyeron 27 instituciones educativas; 395 mantenimientos preventivos y rehabilitaciones; y la dotación de 420 planteles. Indicaron que se atendieron mediante un Plan Especial de Mantenimiento correctivo a 3.016 instituciones educativas de dependencia oficial.
En el informe puntualizan como obstáculos para mejorar la calidad educativa “la necesidad de contar con una estrecha relación escuela-familia-comunidad en la construcción de una cultura de corresponsabilidad social en la educación ciudadana y la formación permanente de los republicanos y las republicanas, cuya consolidación se ha visto obstaculizada por cierta debilidad de la participación social y la apatía que se manifiesta en integrantes de comunidades y consejos educativos, en la participación protagónica y corresponsablemente en el control social de la gestión educativa y escolar. Otro reto importante para garantizar una educación de calidad lo constituye las necesidades de formación docente, recursos para el aprendizaje, masificación de las tecnologías, dotaciones e infraestructura educativas, entre otras, que ameritan alta inversión en recursos físicos, lo que se ha visto obstaculizado en cierta medida por la reducción de las divisas ocasionada por la caída de los precios del petróleo”.
Sin embargo, para el profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), especialista en Pedagogía; Carlos Giménez, desde hace tiempo se viene observando un desmantelamiento en el sistema educativo venezolano por diferentes razones; primero por la falta de verdaderas inversiones, no solo para el cuidado de las instalaciones sino también, de dotaciones de implementos educativos; segundo la actualización del contenido acorde a los avances de la sociedad, sueldos apropiados para los docentes y tercero la lucha para sacar la delincuencia de las instituciones; especialmente en los sectores mas desfavorecidos.
Esas condiciones, en su opinión es lo que ha hecho que haya disminución en la matrícula pública; muchos jóvenes que prefieren dedicarse a otras actividades que a estudiar o padres que no cuentan con recursos para mandar a sus hijos a la escuela ya que el Estado no les garantiza todos los implementos. También están los que prefieren el mundo delictivo por pertenecer a hogares disfuncionales.
¿Qué buscan los padres?
“Yo prefiero pagar educación privada porque elimino el tema de los paros y huelgas. También el tipo de educadores porque son mejores seleccionados a lo que académicamente se refiere y en el caso del colegio donde estudian mis hijos son bien pagados para poder exigir. Para mi familia también es importantes la parte católica”, esa fue la respuesta que dio Henrique Torrealba, quien tiene dos hijos estudiando en una institución privada, ubicada al este de la ciudad.
Por cada uno paga 7.500 bolívares de mensualidad después de un aumento que hicieron a inicio de 2016, porque al comenzar el año escolar era de 6.500 bolívares. Con los incrementos salariales no descarta que la cuota supere los 8.000 bolívares. Aclara que mientras pueda pagar una mejor educación para sus hijos lo hará.
Carmen Márquez está consciente de las debilidades que hay en la educación pública, pero no tiene otra opción. Ella trabaja como secretaria en un consultorio médico y los ingresos que percibe sólo le alcanzan para los gastos de alimentación.
“Busco un buen aprendizaje y creo que hasta ahora va bien. El problema son los paros, mi hija está en primer grado y el año pasado tuvo muchos días sin ir a clase porque los maestros estaban protestando y eso me imagino termina afectando la programación que tengan”.
En el caso de Juan Contreras, a su única hija la tenía estudiando en una escuela pública cerca de su casa, en el sector Los Rastrojos del municipio Palavecino, pero al pasar al bachillerato decidió inscribirla en un colegio privado, por el que paga 3.500 bolívares mensuales.
“En el liceo creo que hay mucha perdición y no digo que en los privados no haya riesgo, pero se puede controlar más”, esa fue la explicación que dio de por qué hizo el cambio. Recordó que el liceo donde estudia su sobrino al oeste de la ciudad a un joven de cuarto año lo trasladaron al hospital después que otro lo apuñaló.
Calidad sin evaluaciones
Para Giménez, cuando los padres prefieren pagar para garantizar la calidad educativa de sus hijos y se ven incrementos en las matrículas de los colegios cada año y disminución en la pública, lo más idóneo es que se haga una evaluación del sistema educativo, basándose en los estándares internacionales. Sin embargo, esa acción nunca se ha hecho por el Gobierno venezolano, al contrario de Colombia, Chile y otros países Latinoamericanos.
“No se trata solo de regalar computadoras a algunas instituciones, sino de enseñarlos a darle un buen uso, de como les pueden servir para el futuro y evitar casos como los que he escuchado en el que prefieren venderlas… Yo creo que es necesario muchos cambios, como por ejemplo en tercer año los estudiantes ya deberían ser bilingües, porque es a lo que se van a enfrentar o conocer de sistemas operativos, con un uso eficiente de la tecnología.
Un lamentable error para el sistema educativo, señala Gimenez, fue la incorporación de textos con los que intentaban politizar y cambiar la historia del país.
Tambalea estabilidad de colegios privados pequeños
Aunque en los últimos años se ha incrementado la matrícula en instituciones privadas llegando al 1.850.357 estudiantes, también la estabilidad se ha visto quebrantada; debido a los constantes aumentos de salarios y lo costoso del mantenimiento de las instalaciones que ha llevado a aumentar las cuotas en más de una oportunidad al año. Mientras que en los colegios más pequeños evalúan la sostenibilidad.
Herlinda Hartliep, presidenta de la Asociación de los Colegios Privados en Lara, confirma que hay varias instituciones en la entidad que tienen hasta el mes mayo para notificar a la Zona Educativa el cierre del colegio. Aunque aclara que algunos son por dificultades legales, pero en su mayoría tiene que ver con el poco presupuesto que manejan para distribuirlo entre pago de nómina y mantenimiento de las instalaciones, situación se venía presentando desde hace tiempo, pero en el 2016 se agravó.
Hartliep señala que la última evaluación que hicieron para los incrementos fue hace cuatro meses y en mayo se espera otro.
“Los representantes ya comienzan a preguntar cuánto será el costo del próximo año y no se le puede decir… Se trata de una situación inédita la que vive el país y todos estamos a la expectativa”.
Se mantiene la recomendación por parte de las Asociaciones de Colegios Privados para el Ministerio de Educación; que cada cierto tiempo, que podría ser cada 90 días, se evalúen las condiciones económicas del país, los gastos de los colegios y los posibles incrementos acorde a la inflación.
Se estiman que un 25% de los colegios privados en Lara son pequeños y son los que tienen menos oportunidades de jugar con el presupuesto, ya que en los grandes hay mayores posibilidades por la cantidad de estudiantes.
Para el período escolar 2013-2014 aproximadamente 70% del presupuesto de los colegios privados era destinado al pago de personal, mientras que entre 15% y 30% era invertido en gastos operativos. Sin embargo, hoy en día esos porcentajes se ubican en 60%-40% por lo mucho que han aumento los insumos.
El pago de las mensualidades en los colegios es muy variante en la entidad, puede ir desde 3.000 bolívares hasta 8.000 bolívares y más.
Por sede
Hay casos como el del Colegio Nueva Segovia, en la carrera 18 con calle 35, el principal problema que a la directiva y representantes les aqueja es la falta de una sede propia para seguir impartiendo las actividades académicas.
Es un colegio fundado hace 32 años, que actualmente tiene 750 alumnos entre preescolar y quinto año, más 70 personas en nómina con educadores, personal administrativo y obreros. Durante todo este tiempo han estado alquilados en la misma infraestructura, pero desde hace algunos meses los propietarios decidieron vender.
La primera opción fue ofrecerla al colegio, pero la cantidad de dinero no la poseen, afirmó el Administrador Leopoldo Mauriello, por lo que deben buscar otra instalación que cuente con las condiciones para una institución educativa.
Después que la directiva se lo comunicó a los padres y representantes estos se organizaron y ha acudido a diferentes instituciones gubernamentales, incluso a la Zona Educativa para buscar una solución.
Allí no se ha registrado deserción, todo lo contrario los representantes desean que el colegio mantenga sus puertas abiertas siempre se ha hecho ajustes razonables y las personas están conformes
El colegio tiene hasta finales de este año escolar entregar la sede, pero deben confirmarles meses antes a los padres si continuarán trabajando o definitivamente cerrarán.
Educación en Latinoamérica
En un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo y publicado a finales de 2015, se detalla la situación de la educación para niños de temprana edad en América Latina y el Caribe en el que destacan la necesidad de inversiones más acertadas en programas que podrían rendir grandes beneficios para el desarrollo, y que en la actualidad carecen de suficientes fondos y no se enfocan en la calidad.
Por cada dólar que se invierte en niños de hasta 5 años, se invierten tres en niños de entre 6 y 11 años, según el estudio titulado Los Primeros Años: El Bienestar Infantil y el Rol de las Políticas Públicas, parte de la serie insignia del BID denominada Desarrollo en las Américas.
En el mismo, propone más que un incremento del gasto en los primeros años. Los gobiernos necesitan redefinir cómo y cuándo intervenir en el desarrollo de la primera infancia, poniendo el énfasis en más programas que mejoren la calidad de las interacciones entre adultos –padres, maestros, personal de los centros de cuidado infantil– y los pequeños en lugar de centrarse sólo en obras de infraestructura.
“El desarrollo durante la primera infancia genera una fuerte impronta que se extiende hasta la adultez”, dijo Norbert Schady, principal asesor económico del sector social del BID y uno de los editores a cargo del estudio. Considera que el “gasto destinado a programas efectivos para la niñez temprana tiene un efecto positivo de cascada que se hace sentir en los años posterior en el ciclo de vida y constituye una poderosa herramienta para fomentar la movilidad socioeconómica. Pero para que esto ocurra, los servicios financiados por los gobiernos en América Latina y el Caribe tienen que mejorar mucho su calidad”.
El estudió arrojó que el gasto por servicios y programas para la niñez temprana representa menos del 6 por ciento del gasto social total, que incluye educación, salud, vivienda y protección social. Medido en términos de porcentaje del PIB, América Latina y el Caribe gasta aproximadamente la mitad del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en pre-primaria y centros de cuidado infantil.
Por lo que las deficiencias en la primera infancia tienen un fuerte impacto sobre los sectores más pobres de la región, lo que disminuye la probabilidad de que estén listos para la escuela frente a sus pares más favorecidos económicamente.