Lo que ha ocurrido en Venezuela es algo insólito. Nadie se explica cómo es posible que un país como el nuestro, con los recursos naturales gigantescos que le permitieron ser la envidia del continente por muchas décadas, ahora se encuentre en la triste situación precaria, de hambre y miseria, que desdice de nuestra esencia ciudadana y por supuesto, de la clase política que ha gobernado durante los últimos lustros. Las facultades de economía de las mejores universidades del mundo, estudian nuestro país como ejemplo de canibalismo y voracidad en el manejo de los asuntos públicos. El caso Venezuela ejemplifica lo que no debe hacer un gobierno jamás en ningún país. Somos el emblema mundial de desfalco, de mala administración, de corrupción e inmoralidad. Lo que resultaba imposible e inimaginable, como la quiebra de un hipódromo o de una de las empresas petroleras más rentables y poderosas del planeta (La Rinconada y Pdvsa), en Venezuela es parte de lo cotidiano. Los jerarcas del régimen se ríen de eso y se burlan de nosotros. Lo más emblemático y vergonzoso, es que los gobernantes y partícipes de estos 17 años de borrachera revolucionaria, no son culpables ni se sienten como tales. Son impúdicos. No son juzgados ni mucho menos condenados por sus fechorías…
En el proceso revolucionario cada quien roba en su nivel. Ahora con la repartición de las bolsas de comida en los barrios por parte de los consejos comunales, los vivos de siempre se están robando la comida y la plata que les pagan los vecinos. Esto es un verdadero desastre. Las bolsas llegan solo al entorno familiar y de amistades de los dirigentes rojos. Mientras los jerarcas roban millones de dólares en los altos cargos de gobierno, los dirigentes de base se roban la comida para colocarla en su entorno y en el bachaqueo. Comen solos. Son los únicos que tiene derecho a comprar los productos de la cesta básica a precios regulados.
El desastre económico en el cual nos encontramos, traducido literalmente en una crisis humanitaria, es el producto de un plan preconcebido sin precedentes en el planeta. Fidel Castro, ideólogo y estratega de éste desfalco, ha diseñado el discurso perfecto para justificar esta destrucción solo comparable con países en situación de guerra. Es por eso que la mafia roja habla de “guerra económica”…
Mis comentarios:
.- El distribuidor Bellas Artes de Tarabana, tiene el sello de la buena ingeniería y del buen gobierno…
.- Excelente trabajo. Acabados de primera. El radio de giro de la rampa, así como los peraltes y pendientes de bombeo, están replantea dosal milímetro. Su traza es impecable. Excelente topografía.
.- Ha quedado demostrado con esta obra, que en Venezuela hacemos buena ingeniería.
.- Felicitaciones a los colegas y a la empresa que trabajaron en el proyecto y construcción del distribuidor Bellas Artes…
.- Todo lo contrario se hizo en el distribuidor El Valle – Coche, a la entrada de Caracas…
.- La Ingeniería roja embauló las aguas de un afluente del Guaire con una sección hidráulica insuficiente, y además, construyó las fundaciones del distribuidor en medio del cauce… Son unos bárbaros.
.- Los acabados son precarios y cuando llueve, las inundaciones son un verdadero desastre…
.- Chávez desplazó nuestra ingeniería para traer la ingeniería roja desde Irán, Cuba, Bielorrusia, China y pare de contar…
No hables a oídos del necio, porque menospreciará la prudencia de tus palabras… (Proverbios 23:9)
Sergio Borgel