En una mañana de 1929 Venezuela entera conoció del terremoto de Cumana y a las pocas horas del sucedo cada ciudadano se movilizó para cumplir con su deber. No falto que al pueblo del gran Sucre (El Magnánimo de América) la ayuda extranjera y hasta la misma ciudad llegaron los auxilios de varias comisiones destacadas por propios extraños. América cumplió y el corazón venezolano se sintió confortado por tantas manos amigas.
En 1939 la misma situación la vivió Chile cuando desapareció la ciudad de Concepción. Todas las manos amigas de Latinoamérica incluyendo la de Venezuela se movieron al unisonó para socorrer a los hermanos chilenos.
En 1949 lastimosamente Ecuador le tocó sufrir los cataclismos que desaparecieron algunas ciudades y forraron el suelo ecuatoriano con más de 6 mil cadáveres. Desde el Diario El Impulso se hicieron los llamados a los venezolanos a solidarizarse con la hermana república de Ecuador que junto a esta tierra en otrora conformaron la Gran Colombia.
Quien presidia la Cruz Roja en esa época el Dr. Joel Valencia aprovechó el espacio del Decano de la Prensa Nacional para hacer un llamado a todos los connacionales. “Estoy hablando en mi carácter de Presidente de la Cruz Roja Venezolana, institución que al igual que todas las de América esta movilizada en la causa común de colectar fondos para ayudar al Ecuador. Debemos dar nuestra sangre porque ella servirá para salvar vidas de hermanos. Debemos contribuir con dinero porque estamos obligados por compromisos espirituales muy hondos para con los hermanos de Ambato y a ellos les corresponde una parte del dinero que hoy tenemos.”
Así era en esa época la vocación de servicio que la Cruz Roja Venezolana sigue manteniendo hasta nuestros días.