Milicianos detonaron el domingo dos coches bomba en una ciudad del sur de Irak, matando al menos a 23 personas e hiriendo a decenas más, informaron las autoridades, en momentos en que el gobierno del país enfrenta crecientes disturbios públicos en la capital por demorar los planes de reformas prometidas.
Un policía dijo que los dos automóviles con explosivos estaban aparcados en la ciudad de Samawa cuando fueron detonados en cuestión de minutos el uno del otro, alrededor del mediodía.
El primer coche bomba estalló cerca de las oficinas del gobierno, mientras que el segundo estalló minutos más tarde en una base de autobuses al aire libre. Al menos 42 personas resultaron heridas en las dos explosiones y el policía dijo que se esperaba que el número de muertos aumente.
Un funcionario médico confirmó las cifras de fallecidos. Ambos funcionarios hablaron a condición de anonimato porque no estaban autorizados a dar información.
La ciudad, de mayoría chií, se encuentra a unos 370 kilómetros (230 millas) al sur de la capital, Bagdad.
Ningún grupo reivindicó por el momento los ataques, pero tenían el sello distintivo del grupo Estado Islámico. Algunos de los objetivos más frecuentes de los extremistas son zonas comerciales y espacios públicos en las ciudades y los barrios de mayoría chií. El Estado Islámico ve a los musulmanes chiíes como apóstatas y tratan de socavar los esfuerzos del gobierno para mantener la seguridad dentro de la capital.
Los ataques ocurrieron horas después de que el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, ordenó a las autoridades que detengan y lleven ante la justicia a los manifestantes que atacaron a las fuerzas de seguridad y legisladores, además de haber dañado bienes del Estado, tras irrumpir en la fortificada Zona Verde de Bagdad en protesta por los retrasos en los planes de reformas.
Al-Abadi emitió un comunicado al respecto un día después de que cientos de personas descontentas con el gobierno y seguidoras del influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr derribaran muros y se abrieran paso hasta el edificio del Parlamento, exacerbando una crisis política que llevaba tiempo acrecentándose. Al-Abadi visitó el sábado el edificio del Parlamento, caminando entre muebles dañados.
Videos difundidos en medios sociales mostraban a un grupo de jóvenes abofeteando a dos legisladores iraquíes cuando intentaban huir de la muchedumbre, mientras que otros manifestantes se lanzaron en masa contra los convoyes de parlamentarios.
Los manifestantes abandonaron el inmueble el sábado por la noche y marcharon hacia una plaza cercana
