Poco se debe amar al país, cuando no hay descanso para dañarlo, destruirle su estructura productiva y financiera, perseguir a quienes producen, pero, además, para apuntalar como gran logro la mayor inflación del mundo durante las 24 horas del día, para garantizarle reinado propio y seguro al empobrecimiento nacional.
Lo afirmó Cipriana Ramos, presidente de Consecomercio, durante la instalación en Valencia, de la LXVI Asamblea Anual del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios.
Dijo que no haría un largo discurso, porque valora el tiempo personal y el tiempo ajeno.
Después, porque si hay algo de lo que el empresariado venezolano está saturado es de reflexiones y consideraciones, como de promesas, ofertas, garantías, compromisos entre discursos, análisis, juicios y prejuicios. Pero también de incumplimientos, muchos de ellos nacidos al amparo de ostentosos recintos gubernamentales, y después barnizados por la fácil y ligera metodología acusadora de que el empresariado es un montón de apátridas.
Recordó que los antecesores en las organizaciones gremiales, siempre han dicho qué debería hacerse para que los venezolanos alcancemos a tener una economía competitiva. Inclusive, para que alguna vez, antes que en un país indigente, vivamos en una nación de bienestar social y de progreso sostenido.
-Cualquiera diría que, históricamente, no hemos sabido hacer nuestro trabajo. Es decir, convencer a los gobernantes de sus desaciertos administrativos para que no hayamos alcanzado ese tipo de economía. Y preguntamos: ¿por qué los empresarios tendríamos que convencer a los gobernantes acerca de cómo deben hacer su trabajo?, inquirió.
De hecho, cuando en este momento hay decenas de miles de hermanos venezolanos haciendo colas en todo el territorio nacional para comprar algún alimento o medicina, o protestando por carencia de seguridad, de electricidad, de agua o de gas, es porque a nivel gubernamental ha sido un fraude el cumplimiento de la Constitución: ni les han servido y tampoco atienden su legítimo reclamo al pleno ejercicio de los derechos que les consagra la Carta Magna.
-Sin duda alguna, aquí el problema de fondo no es de constituciones. El problema es de incumplimiento de lo que consagra la Constitución, como de la ausencia de instituciones públicas apropiadas y dignamente dirigidas, además de una sociedad que crea en ellas y en su honorable y ético desempeño.
-Hace varias décadas, cuando ocupó la presidencia de Fedecámaras nuestro hoy ausente y corajudo Rafael Marcial Garmendia, en un inolvidable acto público curiosamente en las instalaciones del Círculo Militar. en Caracas, en nombre de los empresarios venezolanos, dijo: ¡Déjennos yrabajar¡. En el 2016, desde la histórica región carabobeña, los comerciantes y expendedores de servicios insistimos en el llamado de Rafael. Pero, además, demandamos ¡respeto, respeto y más respeto-, dijo Cipriana Ramos.