Pagar el servicio de energía es un reto

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Pagar el recibo por el servicio de energía eléctrica se convirtió también en un reto para los consumidores.

El sector público está prácticamente paralizado.

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Primero fue la reducción de la jornada laboral, pasó de ocho a seis horas diarias, de 7:00 de la mañana a 1:00 de la tarde, siempre y cuando el establecimiento no se vea afectado por un apagón.

A esta medida se sumaron los viernes no laborables y más recientemente los miércoles y jueves, decretados por el vicepresidente Aristóbulo Iztúriz.

Por otro lado, las oficinas comerciales de Corpoelec han abierto intermitentemente debido a un par de factores.

En primer orden, los vigilantes que laboran en los citados despachos protagonizaron varios paros por razones salariales, lo que obligo a mantener cerradas tales entidades.

Luego, los trabajadores de Corpoelec se declararon en asambleas permanentes y efectuaron par de protestas en virtud de un válido reclamo: la firma de la convención colectiva, la cual está vencida desde hace cinco años.

Mientras esta situación no se resuelva, los trabajadores han advertido que lamentablemente el servicio de atención al cliente funcionará a medias.

Lo cierto es que los usuarios no saben qué hacer para cancelar el servicio, además se encuentran sumergidos en un desesperante dilema.

“No sé que hacer. Intenté pagar la luz lunes y martes y fue imposible, más de 100 personas en cola, y sólo trabajan hasta la 1:00 de la tarde; a veces ni ellos tienen luz”, comentó el señor José Pérez, quien se acercó a la oficina que está ubicada en el Centro Comercial Cristal.

“Esto es un problema muy grande porque si uno no paga el recibo te cortan la luz”, agregó María Rosendo.

La gente se debate entre pagar o no el servicio debido al acentuado racionamiento eléctrico que afecta al país debido a la crisis en el Guri.

“La verdad es que con esos apagones de más de cuatro horas no provoca pagar nada. Estamos pagando un servicio que consumimos de manera muy irregular”, aportó Luisa de Hernández, quien se encontraba en Caja de Agua.

Nikólas Ojeda se sorprendió a lo lejos cuando no vio ninguna cola y pensó que al fin iba a poder cumplir su objetivo. Sin embargo, resultó un alegrón de tísico porque cuando se acercó leyó un aviso que dice: no se laborará por decreto presidencial, disculpe las molestias ocasionadas.

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