La junta directiva de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), emitió este miércoles un comunicado ante la grave situación que atraviesa el país, exhortando a los venezolanos a no caer en un estado de violencia, resignación y desesperanza pues consideran que es un grave peligro para la democracia.
El encargado de leer la exhortación fue el presidente del organismo religioso y arzobispo de Cumaná, monseñor Diego Padrón, quien explicó que nunca antes los venezolanos habían pasado penurias tal como sucede en la actualidad.
«Nunca antes habíamos sufrido los venezolanos la extrema carencia de bienes y productos básicos para la alimentación y la salud, junto con otros males como el recrudecimiento de la delincuencia asesina e inhumana, el racionamiento inestable de la luz y el agua y la profunda corrupción en todos los niveles del Gobierno y la sociedad. La ideologización y el pragmatismo manipulador agudizan esta situación», explicó.
Ante el referido panorama, el alto prelado invitó a los venezolanos para que no caigan en ningún tipo de provocación y se dejen llevar por la violencia.
«Queremos alertar al pueblo! Que no se deje manipular por quienes le ofrezcan un cambio de situación por medio de la violencia social. Pero tampoco por quienes le exhortan a la resignación ni por quienes le obligan con amenazas al silencio. ¡No nos dejemos vencer por las tentaciones! No caigamos en el miedo paralizante y la desesperanza, como si nuestro presente no tuviera futuro. La violencia, la resignación y la desesperanza son graves peligros para la democracia», sentenció.
Asegura que nunca los ciudadanos deben ser pasivos y conformistas, «sino sujetos conscientes de nuestra propia y calamitosa realidad; sujetos pacíficos, pero activos y, en consecuencia, actuar como protagonistas de las transformaciones de nuestra historia y nuestra cultura».
Invitó a todos los poderes públicos para que respeten al pueblo venezolano y sobre todo que escuchen con atención sus requerimientos y necesidades.
«Hacemos un llamado a todos los poderes públicos, en los diversos ámbitos de sus respectivas competencias, a que escuchen con respeto la voz del pueblo, las diversas expresiones de sus múltiples necesidades y sus justos reclamos», dijo.
Bachaqueo inaceptable
Los obispos por otra parte, califican como moralmente inaceptable la práctica del «bachaqueo» y exigieron a estos ciudadanos no seguir aprovechándose de la carestía ajena.
«Queremos hacer un llamado de atención a todos los que se aprovechan de la situación de escasez y carestía por la que atravesamos los venezolanos: a los que se dedican a especular con los precios, asaltando a los ciudadanos con la práctica del llamado bachaqueo, como a quienes, abusando de su autoridad, exigen pagos que no les corresponden. Tal proceder es moralmente inaceptable y hace evidente la falta de valores éticos en sus vidas. Aprovecharse de la necesidad ajena para lucrarse es un crimen y un pecado mortal a los ojos de Dios, del cual tendrán que dar cuenta en algún momento», advirtió.
La Conferencia Episcopal Venezolana, exigió tanto a los líderes del oficialismo como los de la oposición para que expresen su seria preocupación por todo el pueblo, sin dejarse llevar por intereses partidistas y particulares.
«Es hora de demostrar que se está en una actitud de defensa del bien común y de los verdaderos intereses de cada uno de los ciudadanos de Venezuela», sostuvo Padrón.
Soluciones para el pueblo
Ante la crisis pidieron al gobierno favorecer todas las formas de ayuda a los ciudadanos.
«Es apremiante la autorización a instituciones privadas del país, como Cáritas y otros programas de diferentes confesiones religiosas, que no nos metemos en la diatriba política, sino que servimos directamente a los más necesitados, para que podamos traer alimentos, medicinas y otros insumos necesarios, provenientes de ayudas nacionales e internacionales, y organizar redes de distribución a fin de satisfacer las urgentes necesidades de la gente», puntualizan.
Finalmente el Arzobispo de Cumaná, aseguró que es indispensable preservar la sana convivencia y el respeto a la institucionalidad del país.
«El respeto a la institucionalidad es un compromiso y una obligación moral irrenunciable. Los Poderes Públicos deben respetarse entre sí y articularse a favor de la nación. Lo contrario, el irrespeto y la permanente confrontación entre ellos, va en detrimento de la posibilidad real de solucionar los problemas que nos afectan a todos. Concretamente, el Poder Ejecutivo y la Asamblea Nacional, a más de respetarse y actuar según su respectiva autonomía, reconociendo el papel que a cada uno le corresponde, están llamados a dar al pueblo ejemplo de “encuentro y diálogo” en favor de la convivencia nacional. En esta misma línea, deben buscar, de manera conjunta, soluciones, que el pueblo reclama, a problemas de vital importancia», concluyó.