“Si las lluvias, que son probabilísticas, no llegan y no llegan abundantes, veremos días mucho más amargos que estos”, dijo el ex viceministro de Energía y Minas, Víctor Poleo.
Para muchos venezolanos el racionamiento eléctrico no representa ninguna novedad debido a que desde semanas enfrentan apagones frecuentes que las autoridades atribuyen a fallas puntuales en las instalaciones, pero que según los analistas responden a cortes no programados.
Los habitantes de El Calvario en el municipio de El Hatillo, a las afueras de Caracas, protestaron por un apagón de casi 29 horas.
Karelis Aristiguieta, una joven universitaria, y varias decenas de vecinos cerraron por más de cinco horas todos los accesos a El Hatillo, una zona turística que las autoridades exceptuaron por el momento del plan de racionamiento.
Una de las poblaciones sometida al plan de racionamiento es la localidad central de Santa Teresa del Tuy, a unos 60 kilómetros al sureste de Caracas.
“El racionamiento nos da lo mismo. Aquí en Santa Teresa tenemos dos meses sufriendo diariamente la pérdida de luz”, afirmó Taís Aponte, una dirigente vecinal opositora que labora para la gobernación del estado central de Miranda.
Aunque los cortes serán de cuatro horas diarias, Aponte admitió que siente inquietud de que sean más prolongados, especialmente en las noches. “Me preocupan los cortes de las noches porque pueden aumentar la inseguridad que ya es fuerte aquí”, acotó. Desde febrero el gobierno impuso racionamientos en los centros comerciales, redujo las horas de trabajo en el sector público y declaró no laborables algunos días de marzo y abril para ahorrar energía eléctrica. Anoche, también informó el vicepresidente, que los miércoles, jueves y viernes no serán laborables en el sector público, y a partir de ahora, ningún viernes habrá clases en la educación primaria. Asimismo decidió adelantar 30 minutos el huso horario a partir de mayo para bajar el consumo eléctrico.
Analistas y opositores estiman que las medidas han sido insuficientes debido a que ha continuado el descenso del nivel del agua del Guri, que se ha visto afectado por el fenómeno de El Niño, y persisten los problemas de generación eléctrica que atribuyen a un importante déficit en el sistema termoeléctrico, que estiman opera a 30% de su capacidad.
Víctor Poleo, profesor de posgrado de la Universidad Central de Venezuela y ex viceministro de Energía y Minas, explicó que de acuerdo con las recomendaciones de los ingenieros del Guri operar bajo esa cota representa un riesgo porque se pueden crear “efectos de vibraciones mecánicas en las máquinas”, que podrían dañar las unidades.