Centros de salud y educativos también forman parte de los perjudicados ante la medida tomada por el Gobierno Nacional, de racionar la energía eléctrica al menos 4 horas por día, en miras de ampliarse para generar mayor impacto.
Dependen de plantas
La mayor parte de los hospitales y clínicas cuentan con su propio generador de electricidad, lo que les permite continuar con sus labores, las cuales son de suma importancia.
El Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, el centro de salud de mayor envergadura de la región Centroccidental, tiene su planta auxiliar que permite laborar en los servicios en donde el flujo de pacientes y la necesidad de atención son inminentes.
Así como el Hospital Central, los grandes recintos que brindan ayuda médica no tienen un problema tan grave en lo que a cortes eléctricos se refiere; no obstante también se encuentran los más pequeños que se ven en la necesidad de paralizar sus actividades durante el racionamiento, aseguró el Director Sectorial de Salud, Ruy Medina.
“Al igual que en una casa, al no poseer la planta deben detener los servicios que prestan”, dijo la autoridad, quien destacó que si bien estos no cuentan con pabellones ni atención de emergencia, siempre son la primera opción para aquellas personas que viven en sectores adyacentes y recurren a los ambulatorios para recibir el primer auxilio.
Contrario a lo que muchos puedan pensar, los problemas eléctricos en los centros de salud no son cosas de resolverse solo con una planta que genere el servicio. La crisis en el ámbito, que afecta no solo a recintos públicos sino también a privados, ha provocado que los equipos médicos se dañen, pues estos no escapan al efecto de las inevitables bajas de energía.
Tal fue el caso del tomógrafo de la Clínica Canabal, el cual sufrió a causa de los frecuentes cambios de tensión, generando fallas que representan un gran gasto para reponer el funcionamiento del equipo, el cual en el peor de los casos, puede quedar inoperativo.
Un monto alto debe ser pagado por aquellos que deseen tener todos los artefactos protegidos para evitar los daños que se han venido generando; sin embargo el problema no es solo el costo, sino que en muchos casos no se encuentran.
El descontrol que existe en los horarios de racionamiento es el peor enemigo. Si bien algunas zonas tienen ciertas horas establecidas para el recorte de luz, otras no corren con la misma suerte lo que no permite que se tenga un plan de contingencia que permita actuar al momento que se genere el apagón.
En algunos centros médicos del país se ha reportado la grave situación de interrumpirse tan importante servicio en medio de intervenciones quirúrgicas, lo que ha generado que los galenos se vean en la necesidad de alumbrar con linternas de celulares para poder continuar con el procedimiento.
La crítica situación que vive el sistema eléctrico venezolano ha generado tales consecuencias en los distintos sectores activos del país, siendo uno de los más preocupantes la salud.
Clases sin luz
Las instituciones educativas también resultan afectadas por el racionamiento eléctrico. Si bien depende de la zona en la que estén ubicadas, estas, al contrario de algunos centros médicos, no tienen posibilidad de escapar del corte de luz.
A los tiempos de antes se ha tenido que volver en los salones de clase, donde la oscuridad llega a afectar la visión de algunos estudiantes, tomando en cuenta que no todas las escuelas tienen el privilegio de contar con una buena iluminación natural que les permita permanecer normalmente en sus actividades escolares.
El calor es otro factor que genera molestia, son pocas las instituciones que tienen aire acondicionado, pero la mayoría tienen ventiladores que ayudan a escapar un poco de las inclementes temperaturas que muchas veces hay en la ciudad.
Condiciones incómodas se producen tanto para alumnos como para docentes a la hora de dar clases sin el servicio eléctrico.
Un poco más llevadera puede ser la situación en algunas instituciones que ya conocen el horario en que se genera el racionamiento, como es el caso de la Escuela Técnica Comercial Ambrosio Perera. Hasta la semana pasada, se quedaban sin luz desde las 11:30 de la mañana hasta la 1:30 de la tarde. Horas que permanecen actividades pues la institución funciona en ambos horarios.
“Son horas en las que hay poco movimiento en la institución y lo que hemos hecho es realizar cambios de horarios en cuanto a aquellas materias que trabajan en los laboratorios”, explicó el director de la escuela.
Por su parte Mirna Víes, directora de la Zona Educativa del estado Lara, explicó que la mayor preocupación que existe es con respecto a los artefactos que se puedan ver afectados por las constantes bajas eléctricas que se producen.
“Hay que conocer los horarios para así evitar que equipos como las computadoras estén encendidos durante el racionamiento”, explicó.
El caso más difícil se presenta en las instituciones que atienden a niños a temprana edad, pues son más complicados de controlar al no tener los recursos que generalmente se puede tener a la hora de dar clases.
Sin duda alguna, los maestros serán quienes deban ingeniar la manera de permanecer en actividades con toda la incomodidad que significa estar sin luz, sin conocer hasta cuándo llegará la creatividad para hacer frente al racionamiento eléctrico.
Serán más horas
A partir de mañana lunes, los recortes eléctricos incrementarán a cuatro horas diarias, tomando gran parte de la ciudad en distintos horarios que cambian por día, sin embargo, se encuentra el caso que corresponde al corte de 8 de la mañana a 12 del mediodía, lo que significa que la jornada escolar permanecerá sin luz en varios sectores de la ciudad.
Mirna Víes aseguró que corresponderá a los directivos de cada institución, tomar medidas que permitan continuar con el normal funcionamiento de las clases sin depender de la luz artificial.
La presión recaerá entonces sobre los maestros, quienes deberán hacer todo lo posible por mantener el cronograma académico llueva, truene o se vaya la luz.