Maracay.- Andre Emmett arribó a Venezuela este jueves y lo primero que hizo tras viajar por tierra para unirse a los Guaros de Lara, antes del cuarto juego de la semifinal de conferencia Occidental contra los Toros de Aragua, fue llegar al Coliseo El Limón y lanzar balones vestido de civil, en clara demostración de que su prioridad está clara: ayudar a la franquicia rápido a conseguir su primer título en la Liga Profesional de Baloncesto (LPB).
Acompañado por el agente FIBA venezolano Castor Besteiro, el oriundo de Dallas, Texas, de 33 años de edad y 1.96 metros de estatura, saludó al propietario del equipo, Jorge Hernández, conversó de forma ávida con todos sus compañeros, incluidos Heissler Guillent, Damien Wilkins y Dewarick Spencer y viejos conocidos de su paso por Cocodrilos de Caracas (2013-2014) como Luis Bethelmy o Néstor Colmenares.
“Estoy muy feliz por volver. Los aficionados en Venezuela siempre me han apoyado y han sido grandiosos a lo largo de mi carrera al seguirme en las redes sociales sin importar donde estaba y eso se los agradezco”, dijo un sonriente Emmett durante el desarrollo del encuentro en el que su equipo resbaló ante Toros, 98-88, para quedar arriba 3-1 e irse a un quinto juego en tierras aragüeñas.
En Corea del Sur fue subcampeón pero aquí quiere levantar el cetro. “El equipo en el que jugaba en Corea había sido el colista en los últimos cinco años y terminamos primeros con jugadores jóvenes y algunos con experiencia, nos juntamos y llegamos a la final. Sé que ese equipo será mejor en el futuro. Estoy emocionado por estar con Guaros y estoy ansioso por ganar el campeonato. Solo he decidido venir aquí para ayudar a lograrlo”.
Considera que la estructura es más que suficiente para soñar y batallar por ese objetivo. “Vengo aquí a un equipo aún mejor de aquel en el que estaba, para aportar mi experiencia a un gran grupo de jugadores. Los conozco a casi todos así que con un poco de química tengo la confianza de que nos irá bien jugando juntos”.
Cree fundamental para el éxito alcanzar pronto la química necesaria en todos los sentidos. “Lo importante es que confiemos los unos en los otros, no sentirnos demasiado cómodos porque cada noche será una lucha y, si venimos con el enfoque adecuado a esa pelea y nos ayudamos los unos a los otros, nos irá bien porque aquí todos saben jugar buen baloncesto, tiene experiencia o ha ganado campeonatos antes. Solo toca juntarnos”.
Quizás le toque debutar en el Domo Bolivariano de Barquisimeto, un lugar que no olvida desde cuando tuvo que acudir como rival. “Es uno de los mejores escenarios de la liga, de un equipo con un gran dueño, un gran coach y los mejores jugadores, pero además sus aficionados son fantásticos. Recuerdo que en el pasado eran muy duros con nosotros (risas) pero ahora estoy en el mismo equipo y me toca recibir su amor. Ahora todo será cariño”.
