Enlazado cacho y quijada, frase célebre de los llaneros cuando lanzan la soga a un toro y aciertan el lazo y el toro queda dominado bajo las órdenes del caporal o el enlazador.
En una reunión de productores del campo y la ciudad oí de un empresario esa frase. Pienso que aquí los que hemos producido generamos empleos y pagamos impuestos, muy a pesar de tantas trabas e inconvenientes que aparecieron en el mundo y si no existen las inventan de una forma agotadora que a veces coartan los ánimos de seguir produciendo. A pesar de los esfuerzos se tranca el serrucho, y eso le hace honor a la frase del llanero “cacho y quijada”. Nuestra voluntad es producir sin preguntar quién va a consumir lo producido. Nuestro esfuerzo es ser parte de la solución y no del problema.
Explico por qué lo del cacho y quijada, como dicen los llaneros, pues con tantos problemas aun continúan las ganas de seguir trabajando, generando para todos sin egoísmo; solucionamos, distribuimos y compartimos, tenemos y sabemos manejar empresas, tenemos personal calificado, pero sobre todo crédito y credibilidad tanto a nivel nacional como internacional; pero el bendito lazo del llanero, amarrado cacho y quijada pegado al botalón, quieto usted no tiene derecho a nada, va directo al matadero o a atollarse como lo quiera llamar el enlazador o los creadores de obstáculos.
En este momento nuestro país, tan rico, de gente buena, tristemente está inundado de inconvenientes. No hay quien no esté pasando por un rosario de problemas para solucionar sus cosas más indispensables. No hay quien no ande desesperado en busca de alimentos y medicinas. ¿Cómo una madre le dice a su inocente niño: «hoy no tomarás leche porque a pesar de permanecer muchas horas en la cola no valió mi esfuerzo»?, o le dice a alguien con un dolor: «No puedo darte un calmante porque hice un viacrucis por todas las farmacias sin encontrar el medicamento para calmar tu dolor».
¿Les parece que sea posible que nuestro país tan rico y de gente buena nos merezcamos esta crisis? No es nada justo que se castigue a quienes son parte de la solución y se premie a quienes fabrican los problemas y piensan que lo están haciendo muy bien y que se las están comiendo. Jamás en mis artículos busco culpables, dejo que todos los coterráneos saquen sus conclusiones.
A todo el sector productivo y de servicios, no tengo duda que son como los músicos del Titanic. No desmayen, siempre hay una salida y Dios premia a quien hace honor a su trabajo y lo dignifica como parte de su vida. No tengan duda de que más temprano que tarde estaremos todos en una inquebrantable solidaridad que romperá de raíz las venas del rencor y construirá una inmensa autopista para la reconciliación, la unión, el amor, la prosperidad para todos sin discriminación.
Unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.