Hace 17 años, cuando estaba de moda y se hablaba con insistencia de la Asamblea Constituyente, participé en varias polémicas de radio sobre el tema. Siempre me pareció innecesaria una asamblea constituyente. Si alguna reforma debía hacerse a la Constitución Nacional de 1961, podía hacerse por la vía de una reforma constitucional, para lo cual ya había un excelente proyecto en el antiguo Congreso Nacional, redactado por una comisión donde participaron ilustres juristas venezolanos, entre ellos el ex – presidente Rafael Caldera quien presidió aquella comisión. Por otra parte, otro venezolano insigne como Arturo Uslar Pietri, le recordaba al señor Chávez que la figura de la asamblea constituyente no existía en la Constitución y por tanto era contraria al ordenamiento jurídico venezolano vigente en aquel momento.
Tuve el «atrevimiento» de decir en una de aquellas polémicas de radio, que una asamblea constituyente sería un espejismo, que de ahí no saldría nada bueno, que en todo caso todo continuaríaigual y mucho cuidado si todo empeoraría. Recuerdo que los defensores de la asamblea constituyente me argumentaron que uno de los supuestos aportes de la asamblea constituyente sería darle al pueblo el protagonismo necesario para que el mismo pueblo se buscara un mejor destino. Que tendríamos una democracia participativa y protagónica. Que los gobernantes, cualquiera que fuera su rango, tendrían que estar muy pendientes de rendir cuentas ante el pueblo y ante los órganos competentes, especialmente ante la Asamblea Nacional, para evitar ser revocados, pues si los gobernantes escurrían la obligación de rendir cuentas, a través del referendo revocatorio podía darse por terminado el mandato otorgado, antes de la expiración de su período constitucional. Igualmente se me destacaba que la asamblea constituyente le daría en la nueva Constitución Nacional, gran relevancia a los Derechos Humanos y a la defensa de los mismos.
Aceptamos la Constitución Nacional de 1999, pero a estas alturas, cuando ya han pasado 17 años, vemos que todo aquello era una gran mentira. No hay tal protagonismo del pueblo y nunca los Derechos Humanos habían sido violados tan cruelmente como en esta oprobiosa época chavista-madurista. Hoy el pueblo pide, frente al fracaso evidente del gobierno y de Maduro en particular, se convoque a un referendo revocatorio y se le ponen todas las trabas a esa consulta que se pide con urgencia. Se vino abajo el protagonismo del pueblo o es que ellos creen que el pueblo es protagonista solo cuando está con ellos. La propia Constitución Nacional en su artículo 62, al hablar del protagonismo del pueblo,obliga al Estado ¨a facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica.´´ Y el gobierno y el CNE se burlan. Y por lo que respecta a los Derechos Humanos, nada hubiera favorecido tanto la defensa y protección de losmismos, como la promulgación de la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional sancionada por la Asamblea Nacional. El chavismo fue desde sus comienzos y lo continúa siendo hoy, una gran farsa.
