Todo comienza con el nacimiento de Ramiro, como en la canción de la ópera de salsa Maestra Vida de Rubén Blades. Pero aquí se trata de un niño que viene al mundo con una condición especial que pone a prueba la fortaleza de sus modestos padres: el síndrome de Down.
Ramiro, sin embargo, crece con el amor y el apoyo de su familia y termina convirtiéndose en chef. A su vez, tiene que sortear los conflictos de clases sociales — argumentos típicos en la música de Blades — para lograr amarrar al final al amor de su vida, Ana Paola.
Esta es una de las dos historias que se tejen al compás de las letras y la música de clásicos de Blades que dan vida a la obra de teatro musical inclusiva Sin tu cariño, escrita y dirigida por la dramaturga panameña Hannia Woodman.
La obra, la segunda de este tipo desde La Cucarachita Mandinga (2014), se estrena el jueves en el Teatro En Círculo en el centro de la ciudad, con funciones todos los días hasta el 30 de abril, con excepción del 25 y 26.
“No se pierdan Sin tu cariño, espectáculo teatral inclusivo…”, instó el lunes el famoso salsero en su cuenta de Twitter, en un mensaje acompañado con el cartel publicitario de la puesta.
Un grupo de 14 personas con síndrome de Down entre jóvenes y adultos, respaldados por profesionales del teatro panameño, actúan en la obra, con la que se quiere dejar al público una lección: que el padecer esa condición genética no debe ser excusa para ser arrinconados por la sociedad.
“El mensaje que queremos dar es que ellos pueden hacer cosas”, dijo Woodman.
“Inclúyelos en tu vida, no los escondas; tienen cosas que aportar y aprender de nosotros”.
El arte, en este caso el teatro, también está contribuyendo como terapia y al crecimiento de este grupo, señaló Alida Gerbaud de Fábrega, coordinadora de producción junto con Mirella Arias Porras.
El teatro inclusivo en Panamá tomó fuerza hace dos años, cuando Woodman, Gerbaud y otras personalidades de las tablas montaron La Cucarachita Mandinga, una famosa farsa para niños del extinto escritor Rogelio Sinán en el que tomaron parte un grupo de chicos con Down, muchos de ellos presentes en Sin tu cariño, como Ana Paola.
“Notamos que avanzaron muchísimo en su desarrollo. Es una terapia maravillosa para ellos”, resaltó Gerbaud, al tiempo que expresó que “es una lección de vida trabajar con ellos, son chicos que no tienen malicia, que dan todo por el todo, y nos dimos cuenta en Cucarachita mandinga que bailan muy bien”.
Sin tu cariño, con la dirección musical de Alfredo Hidrovo y coreografías de Meli Moreno, toma su título de un tema homónimo que Blades grabó con la Fania All-Star en 1978.
La idea para la obra nació cuando la directora y productora vieron durante La Cucarachita Mandinga cómo estos muchachos con síndrome de Down se movían al ritmo de la salsa. Las letras de corte social del salsero panameño resultaban perfectas para hilvanar las historias de dos familias con hijos con el síndrome, en que afloran la vida en el barrio, la superación, el amor y las diferencias de clases.
“Nosotros lo contactamos a Blades para que nos permitiera los derechos de autor de las canciones y él nos apoyó, incluso en el tema que da el título a la obra”, destacó Woodman.
“Él de alguna manera nos está monitoreando”, añadió, aunque no supo decir si el cantautor de Pablo Pueblo podrá asistir a alguna de las presentaciones.
El cantante y actor panameño Luis Arteaga, uno de los profesionales de las tablas que hace el papel del padre de Ramiro, interpreta al principio de la puesta El nacimiento de Ramiro haciendo énfasis en el mensaje de la canción de que su vástago llegue a hacer una persona útil, “que no me salga ladrón” o corrupto.
La obra transcurre al ritmo de temas como Decisiones, del álbum de Blades Buscando América (1984); Plástico, Buscando Guayaba y Pedro Navaja, de Siembra (1978); Ligia Elena y Madame Kalalú, de Canciones del solar de los aburridos (1981). Y, por supuesto, de Sin tu cariño, que celebra la consagración de los lazos de amor de las dos parejas que sirven de hilo en el musical.