Ventana abierta – Servicio público. Fe y obras

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Para recordar: ¿Quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? (Gálatas 2:20).
El servicio público “es el conjunto de prestaciones reservadas en cada Estado a la órbita de las administraciones públicas y que tienen como finalidad ayudar a las personas que lo necesiten…” (es.wikipedia.org).

Dada la terrible escasez que vive nuestro país, del otro servicio público que deseamos hablar, es el que escuchamos en diferentes medios de comunicación solicitando: Medicamentos, sangre, alimentos para niños, materiales quirúrgicos; incluyendo solicitudes de empleo, personas extraviadas y mucho más.
El verso inicial dice: “…la fe sin obras es muerta”. Pero, las obras son una consecuencia de la fe. Por ejemplo, adorar, honrar, orar, obedecer, son acciones que no salvan a nadie, pero sin fe no sirven de nada.

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En la Biblia se menciona: “Teme a Dios (fe), y guarda sus mandamientos (obras); porque esto es la suma del deber humano” (Eclesiastés 12:13). El Apóstol señala que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6) y si no obramos, tampoco agradamos a Dios.

Eso nos animó a combinar nuestro título de hoy. Y en un servicio público, están presentes: El que solicita la ayuda, tiene fe que alguien escuche su petición y no le deja a Dios todo el trabajo, y al recurrir a los medios de comunicación y la humanidad, está ejecutando la obra.
La mayoría de versos bíblicos sobre la fe y las obras, se refieren a la salvación. Pero, en lo material, no podemos ayudar a las personas con pura fe, sino debemos ayudarles con nuestras obras. En Venezuela, aparentemente, se ha sobre explotado la fe terrenal y el Estado, en muchos años, no ha podido arreglar los principales problemas que afectan al país.

Cuando no encontramos alimentos o medicina, tenemos fe en Dios, pero al Estado le toca accionar, solventando los problemas primordiales de nuestra sociedad. Por ello, aprovechamos de enunciar el siguiente servicio público, a través de este prestigios medio de comunicación, EL IMPULSO:
“Se solicita con carácter de urgencia 30 millones de habitantes que les duela Venezuela, y tengan deseos de cambiar la situación que vivimos en este país”. Los interesados favor comunicarse con Dios; con su conciencia; con sus seres queridos; con sus amigos, en virtud de la real, cruel, crítica situación a la que atraviesa la nación.

Dado lo anterior, ya hay países que han respondido petitorios semejantes al nuestro, diciendo: “Venezuela necesita un cambio”. En este sentido, el diputado Elías Jaua, señaló: “Venezuela no se merece una confrontación civil…, aunque acepta la posibilidad de un revocatorio, manifestó que la crisis económica es la principal “angustia y preocupación”, dentro del gobierno…” y enfatizó: “Deberíamos sincerar los precios para que le den ganancia al productor, y que los bienes lleguen a los consumidores” (sumario.com, 17/04/16).

Debemos encomendar nuestro camino a Dios, podemos tener mucha fe, pero eso no es suficiente; especialmente si hacemos caso al consejo bíblico que dice: La fe sin obras es muerta. Es como querer que Cristo nos salve, solo por su gracia. Por ello, reconociendo que necesitamos un cambio espiritual, material o de cualquier índole, tanto en nuestra vida, como la del país, debemos apropiarnos de la fe, acompañado de la acción, o las obras.

www.ventanabiertalmundo.com

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