El gobierno de Uruguay decretó duelo nacional para el domingo por los cuatro muertos y más de 30 heridos, cinco de ellos graves, que dejó el insólito tornado que sorprendió el viernes a los habitantes de la pequeña ciudad uruguaya de Dolores.
El número de víctimas fatales descendió el sábado a tres después que las autoridades anunciaron oficialmente cuatro el viernes, pero volvió a subir a cuatro (tres hombres y una mujer) con el fallecimiento de una persona en el transcurso de la mañana del sábado.
Además hay más de 30 heridos, tres de ellos menores de edad «muy graves» ingresados en urgencias, informó el ministro de Salud, Jorge Basso, en rueda de prensa. Otros tres niños permanecen ingresados en otros hospitales en procesos postoperatorios.
Otros 18 pacientes que estaban ingresados en el hospital de Dolores debieron de ser trasladados a otras dependencias por el daño que sufrió la infraestructura del edificio, precisó Basso.
Junto a esto, unas 200 personas registraron lesiones de «escasa entidad», según un comunicado de la intendencia de Soriano publicado el sábado.
La situación en la ciudad era «devastadora», según presenció un periodista de The Associated Press que pudo constatar cómo los lugares por donde pasó el tornado estaban completamente arrasados. El fenómeno destrozó a su paso casas y construcciones de ladrillos en cuestión de minutos. Además, era llamativa la presencia de chapas de metal de los tejados por el suelo, así como adosadas a los árboles por la fuerza del evento climático.
Las labores de rehabilitación se iniciaron el sábado con la retirada de las vías de objetos que entorpecían el tránsito. La intendencia de Soriano solicitó a través de las redes sociales a los viandantes que circulaban por las calles «sin necesidad», es decir tomando fotos y observando trabajos, que regresaran a sus hogares, y recordó que se mantiene el alerta meteorológico y existen riesgos, además de que entorpecen la labor de los equipos de emergencia.
Una gran parte de los vecinos perdió sus hogares y absolutamente todo al paso del tornado, y el sábado trabajaban en poner en pie lo poco que había quedado, constató la AP.
«Escuchamos un ruido ensordecedor, nos metimos y enseguida se sintió que nos robaban el techo, que nos sacaban las paredes», relató a la AP abatido y con lágrimas en los ojos Waldemar Angel Magallanes, residente de Dolores. «En cuestión de segundos no nos quedó nada. Fue lo peor que me ha pasado en la vida, me quedé sin nada, sin nada. Todo el trabajo de mi vida en unos segundos se acabó».
Shirley Benitez, que tenía un almacén de insumos al lado de su hogar, explicó que «pasó lo que pasó en uno o dos segundos y nos dejó en la calle, no nos quedó nada, del almacén quedó todo destruido, no pudimos rescatar nada».