Sin tregua – ¿Revolución humanista?

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Este régimen es una “caja negra”. Todo es oscuro, incluido lo que pretenden exponer con la mayor claridad: el amor por los más pobres, su infinita solidaridad y su opción por la paz. Palabras que son el envoltorio precario de sus inconfesables intenciones y ambiciones. Eufemismos usados por el aparato de propaganda “goebbeliano” para seguir engañando, estafando y mintiendo al pueblo venezolano…

Aunque últimamente – interpelados en una AN a la que le dieron poder los electores – han caído en cenagosas contradicciones y se han visto obligados a mostrarse como son, dejando ver sus verdaderas intenciones.

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Mismas que no han cambiado desde 1992, cuando irrumpieron, violentamente, en la escena nacional con dos intentonas fallidas de golpes de Estado. Querían poder “como sea” y lo consiguieron por la vía electoral, gracias a la ingenuidad y candidez de muchos paisanos que deliraban por tener, más que un hombre fuerte, a un redentor armado, con conexión directa con el inframundo de energías paleras y santeras.

Durante estos últimos 17 años, una cáfila de irresponsables ha acabado con lo positivo y profundizado lo negativo de 40 años de democracia, hoy sacudida por violentos golpes de maleantes que la usan para su placer y beneficio. Según les convenga se regodean en y con ella, pero lo cierto es que la democracia venezolana está seriamente afectada en sus órganos internos y son evidentes sus hematomas y contusiones.

Hoy la paz es elemento fundamental para recuperar la salud democrática. Se requiere diálogo, a lo que se niega una macolla atornillada en el poder, sostenida por las armas de un alto mando militar corrupto y cómplice, desviado de su misión institucional claramente establecida en 328 constitucional: “La FAN constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, al servicio del Estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación…”.

Pero la cúpula militar se ha “macollizado”, razón más que suficiente para no ver que la soberanía nacional ha sido pisoteada y conculcada por el poder geriátrico que reside en la Habana. También sufre la ceguera frente a la presencia de los jerarcas del narcoterrorismo de las FARC y del ELN en territorio venezolano.

Lo anterior no ha sido obstáculo para que el gobierno de Juan Manuel Santos siga negociando la paz con la FARC en la Habana, y que se adelanten gestiones para hacer lo mismo con el ELN. Cuyos comandantes nos sorprendieron días atrás, al verlos por la TV desde la cancillería venezolana, donde realizaban una rueda de prensa, para poner por delante sus condiciones con relación a la búsqueda de la paz en el vecino país.

Pablo Beltrán y el otro guerrillero se parecían a Ban Ki-moon y al papa Francisco, pontificando desde el púlpito, dando lecciones de moral y de respeto a los derechos humanos.

Lo cierto es que el cogollo maduro-cabellista es bondadoso y de una generosidad sin límites con la FARC-ELN, lo que contrasta con la actitud de perro con mal de rabia que despliega para desacreditar la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional. El también colombiano de Miraflores, los jurisconsultos del horror y los diputados oficialistas no se han ahorrado descalificaciones contra la bancada de la Unidad Democrática, que incurrió en el delito de aprobar esta ley, que también busca la paz para quienes nacimos o vivimos en Venezuela. Donde estamos atrapados por un régimen que no quiere guerra en otras naciones, pero se niega a ofrecer y aceptar el perdón en su propio país. Eso es el socialismo del siglo XXI: anti humanismo.

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