“Tranquilos, ya llegué y todo bien, aquí me siento como si estuviera en la calle” dice un privado de libertad a su mamá, a través de una llamada telefónica. El interno fue trasladado en el lote de 200 personas que este martes en la noche salió desde el Centro Penitenciario David Viloria (Uribana) hacia la cárcel de Trujillo, allá llegó a las 9:00 de la noche, lo recibieron tres amigos, le dieron comida y el interno está feliz.
Pero su mamá no mucho, todavía tiene a su otro hijo en Uribana, no sabe cuándo ni para dónde se lo van a llevar. Ayer en la mañana esperaba información oficial en el portón principal, pero ninguna autoridad se acercó.
Un uniformado le dijo a ella y al resto de familiares que tuvieran paciencia, que conforme se vayan ejecutando los traslados, presentarían la lista. El desalojo es una orden, poco a poco se los van a llevar a otros penales, supuestamente, a fin de reparar las áreas afectadas con el revuelo ocurrido en Semana Santa.
Según el testimonio de otro privado que ayer logró comunicarse por teléfono, los internos de Uribana están ubicados en dos áreas: la de visita y la iglesia que está en el galpón tres, quedan alrededor de 900 hombres, a ellos tampoco les han confirmado si será un desalojo completo.
“Dicen que es por reparaciones, pero se están llevando los expedientes, además aquí hay varias áreas habitables: el módulo 6, 5, 3 y los galpones 1, 2 y 3 están sanos” asegura el privado.
En los alrededores del penal se mantienen los familiares, están preocupados, temen que los traslados sean permanentes y a penales abiertos porque “no todos tienen padrinos”, dice la esposa de un interno. Explica que en los penales abiertos hay que pagar altas sumas de dinero a los líderes para que acepten la estancia del recién llegado.
Se muestra descontenta con esta nueva orden porque no podría visitar a su familiar, pues no cuenta con los recursos económicos para viajar. “Todo esto comenzó por la comida pero ahora la cosa se puso peor”.
En cuanto a la alimentación, se conoció que el sistema de alimentación no mejoró, sigue siendo deficitario. El martes en la noche comieron arroz y frijoles, “pero una porción muy pequeña” y ayer en la mañana desayunaron una arepa sin relleno y jugo de melón.
Adentro están enfermos y decaídos, no han encontrado la calma desde el revuelo, antes de cortar la llamada el interno dijo: “lo que pedimos es que mejore la alimentación, respeten la paquetería y no humillen a nuestros familiares”.
Ayer en la mañana salieron cuatro autobuses hacia Cepella en Guanare, estado Portuguesa, trasladaron otros 200 internos, un rato después sacaron la lista con los nombres.