En una noche de marcado carácter emocional para el Barcelona, el Real Madrid manejó mejor las pulsaciones del clásico de la liga española y se impuso por 2-1 en cancha del acérrimo rival, truncando de paso la racha de 39 partidos sin perder en todas las competiciones del cuadro azulgrana.
La derrota dejó al Barsa con 76 unidades en lo alto de la tabla clasificatoria y seis de ventaja respecto al escolta Atlético de Madrid, que goleó 5-1 al Betis anteriormente en la jornada. Con siete partidos pendientes para el final del campeonato, el Madrid marcha tercero con 69 puntos, lejos de la cima pero reconfortado por su inesperada victoria visitante con el vigente campeón.
Gerard Piqué puso en ventaja al Barsa con un gol a los 56 minutos, pero Karim Benzema niveló a los 62 y, ya con un hombre menos por la expulsión de Sergio Ramos a los 84, Cristiano rompió definitivamente los esquemas a los 85 con su 29no gol del torneo, donde figura como máximo artillero.
El partido arrancó con un gigantesco mosaico y sentido homenaje al ex futbolista y entrenador Johan Cruyff, recientemente fallecido. Pero el aroma del «holandés volador» no impregnó la cancha, donde los futbolistas firmaron una discreta primera mitad, sin apenas acciones técnicas de mérito, ni arrebatos propios de un clásico.
Cristiano y el argentino Lionel Messi, en sus respectivos roles, fueron lo más destacado de uno y otro equipo. El madridista con más voluntad que acierto, empeñado en asumir responsabilidades ofensivas y romper la defensa local, pero espeso en la conducción y sin el cambio de ritmo requerido para descontar al segundo rival. El argentino, más cerebral, midió sus esfuerzos y los espacios desatendidos de la vigilancia «merengue», buscó la activación de Neymar y del uruguayo Luis Suárez, lanzó un tiro libre directo ajustado, y reclamó al árbitro la no señalización de un penal por parte de Ramos, que hubiera supuesto también la segunda tarjeta amarilla y expulsión del central.