“La violencia es equivalente a la derrota, pues es momentánea…
Es mejor ser violentos si hay violencia en nuestro corazón que ponernos el disfraz de la no violencia para cubrir la impotencia”. Mohandas Karamchand Gandhi
Mejor conocido como Mahatma Gandhi, aquel pequeño y esquelético hombrecillo a quien los ciudadanos de una de las naciones más grandes del planeta, India, le llamó Bāpu que significa “padre” en idioma guyaratí y, a quién Rabindranath Tagore le otorgó el nombre honorifico de Mahatma, composición del sánscrito y el hindi que significa Alma Grande, no tenía miedo de pelear por defender sus creencias.
Así, sin realizar un solo disparo de arma de fuego, liberó a su país del Imperio más poderoso de la época… el Imperio británico.
Todo hace presumir que la ciudadanía no se puede presionar hacía los extremos de soporte ante la falta de soluciones sobre la ausencia de abastecimientos y servicios que cubran sus necesidades. ¿Qué es más básico que los alimentos y los medicamentos, el agua potable y, hoy en día, la electricidad?
A medida que se agrandan los problemas se acaba la utopía que expresa: “A mí no me afecta”. Cada vez son más las personas que sufren por la situación que enfrentamos y los días pasan en forma directamente proporcional a la cual se aumentan, y crecen, los problemas. Las personas que forman parte de los organismos a quienes compete corregir los errores cometidos, y tomar decisiones que conlleven a solucionar la grave crisis que enfrentamos, actúan de una manera incongruente que ya parece ser inaceptable por un gran porcentaje de la ciudadanía que otrora depositó su confianza en presuntos mesías que salvarían al país.
La realidad está explotando en la cara de los venezolanos y cada vez se hace más evidente lo que se ha predicho. La producción nacional comenzando por el sector primario y pasando por el sector artesanal, la pequeña, mediana y gran industria, tan sólo soportan, la arremetida despiadada que han tenido. Ha sido la devastación a todo lo que significa éxito.
Las instituciones privadas resisten al continuo desmantelamiento que han sufrido las instituciones gubernamentales; prueba de ello es la falta de estadísticas oficiales.
Me atrevo a presumir que nunca ha existido ningún enemigo externo, y mucho menos interno, que haya ocasionado la maraña económica que destruye al sector productivo y que ha tenido y tendrá profundas repercusiones sociales.
Los ciudadanos venezolanos, desde siempre, hemos tenido como característica indiscutible que somos extremadamente pacíficos pero, el perro más fiel ataca a su amo si se siente acorralado.
Estamos a tiempo, siempre lo hay. Si se rectifica de forma, o manera, acertada y confiable; a los funcionarios que aceptaron la inmensa responsabilidad de conducir la nación, las personas que integramos las instituciones privadas le hemos alertado insistentemente y nos hemos puesto a la orden; hemos concretado propuestas que señalan el camino de la recuperación; hemos instado continua, y constantemente, que se debe recuperar la “Seguridad Jurídica” que ya amerita una reforma judicial, y la implementación de la justicia honesta; sin presiones política y/o ideológicas.
Existen infinidades de hechos que demuestran que los pueblos se equivocan; los verdaderos guías son aquellos que demuestran actuar bajo la lógica, la razón y la sensatez que les ha conducido al éxito.
Disponemos de recursos y, del talento necesario para superar la crisis…
